lunes, 11 de noviembre de 2019








Salvador González Alayón. Cañada Verde, 1991

Texto publicado en: HOMENAJE A SALVADOR GONZÁLEZ ALAYÓN. Aportaciones y experiencias basadas en la transmisión oral de Salvador González Alayón. 2002. En el transcurso de las II Jornadas de Cultura Tradicional y Patrimonio Salvador González Alayón. Centro Cultural de El Fraile, del 17 al 25 de mayo. Coordinaron: Adolfo Guerra Rodríguez y Marcos Brito.


SALVADOR GONZÁLEZ ALAYÓN. Un Cabrero para la Leyenda



Salvador González Alayón, cual elemento más de la tierra que lo ha visto crecer, es toda una invitación al recuerdo, a la memoria, a la historia cotidiana que atesora y que desgrana con la sencillez que le han dado los años transcurridos interrogando, analizando, a la naturaleza con la que durante tanto tiempo ha vivido acorde a sus pautas.

Dos han sido los trabajos publicados en los que ha intervenido el saber natural de Salvador González Alayón. Uno es Análisis de una infraestructura agraria: las eras en el Municipio de Arona[i]; y el segundo[ii] con igual título que el del encabezado de este artículo. En el primero, además de su conocimiento de la zona frecuentada donde fue de una gran ayuda para la localización de las eras, sobretodo de las desaparecidas, también aportó sus saberes en cuanto que practicó el arte de la siembra, siega y trilla hasta la década de los sesenta, para proveer el sustento familiar.

En el segundo, y del cual he entresacado algunos párrafos y datos de su magisterio, se recogen una serie de costumbres, en la mayoría de las veces en su voz. La experiencia de Salvador nos aporta las relaciones entre el cabrero y el propietario; los usos y modos ejercidos por el día de San Juan, como la llevada al mar de las cabras, la suelta de los machos o el cambio de cabrero. En el caso de Salvador es de reseñar, su continuidad con las mismas cabras, la formación de la manada a su gusto y conocimiento eran máximas, ya que sólo realizó este cambio dos veces, una con la manada de su padre, al pasar de Guaza Arriba a Los Bebederos y la otra de allí a Cañada Verde. También se recogen las prácticas como la guía del ganado, los cuidados para que no invadan zonas de cultivos; el traslado de la manada “a la cumbre”, actividad que Salvador sólo realizó en una ocasión, en 1947; el aprovechamiento de los recursos, máxime en época de sequía; los recursos hídricos y su aporte a las cabras; los baifos a criar, su destete; o los pastos más frecuentes.

Quisiera anotar unas breves pinceladas sobre su biografía, que reforzaran aún más la personalidad de este cabrero forjado a sí mismo, incluso en muchas de las actividades no concerniente a la cabrería. Su vida, sus recuerdos, están sujetos a una extensa saga de cabreros. Su abuelo materno, Antonio Alayón Risco, casado con Francisca Pérez Gómez, venía de cabrero desde sus antepasados. El paterno, Salvador González González, “Salvador el de Las Laderas”, estaba casado con María Alayón; y dos de sus hijos, Juan González Alayón, “Juan de Las Laderas”, y su padre, Antonio González Alayón. También fue cabrero un hermano de Salvador, Antonio, aunque en un breve período de tiempo. Además de una larga lista de parentescos políticos, como José Sierra, esposo de Salomé González Alayón, hermana de su padre. Antonio García Díaz, casado con María Alayón Pérez, hermana de su madre. O su suegro, Gregorio Pérez Brito, por solo citar los más cercanos, ya que la lista sería interminable si añadimos otros familiares, ahijados o compadres. 

Su padre comenzó la cabrería cuando fue de medianero a El Llano Azul, en la propiedad de Juan Bethencourt, alrededor de 1909. La memoria de Salvador se nutre tanto de su propia vivencia como de la transmitida por sus familiares más cercanos, que se entrecruzan con las suyas. Su familia se traslada a Cabo Blanco en 1916 o 1917 y poco después a Cañada Verde, en calidad de medianero, dejando momentáneamente el ganado. Y fue en esta propiedad donde nació en la madrugada del 15 de noviembre de 1919, en la cuadra de las vacas donde su madre, Romualda Alayón Pérez, se encontraba dándoles de comer. Aquí vivió hasta el 7 de agosto de 1923, cuando su padre se trasladó de cabrero a Guaza Arriba, y ya fue con él tras las cabras.

Con el ganado fue un alumno aventajado, aprendía pronto y rápido, ya con seis años cuidaba de los machos y comenzaba a ordeñar, con ocho ya lo hacía con la manada completa. Fueron años de aprendizaje con el ganado, pero también de cierto abandono en cuanto a su escolarización. Motivado por su trabajo, necesario en la ayuda familiar, y por la falta de escuelas en la zona. La escuela pública de niños más cercana era la del Valle de San Lorenzo; ya que la escuela mixta de Cabo Blanco comenzó a principios de la década de los treinta, y la de Las Galletas hubo que esperar hasta bien entrada la de los cincuenta. Se inició en clases particulares, clases nocturnas después de terminar la faena; y con la enorme voluntad que le caracteriza consiguió recuperar los años perdidos.



De Guaza se trasladaron a Los Bebederos, el 24 de junio de 1931. Alternaban la estancia entre El Monte y Los Bebederos. Fueron años de ayuda continua en la casa, en la que no sobraban brazos ni tampoco faltaban bocas para comer. De igual modo ayudaba a sembrar, que a segar, o a trillar; en los tomates de medias, o a cuidar las cabras. Tras el fallecimiento de su padre, acaecido el 6 de noviembre de 1942, se hizo cargo de la manada. Pero no sólo de las cabras, además para subsistir también había que trabajar la tierra, el sustento había que arrancárselo.

Años después, el 6 de diciembre de 1951, se casó con Ofelia Pérez Díaz. La luna de miel la pasó ordeñando las cabras. Desde ese día recorrieron juntos la vida, a la que fue sumándose la llegada de sus cinco hijos: María Romualda; Antonia; Teresa; Isabel; Jesús Salvador, fallecido en la adolescencia; y José Luis. 

Entre Los Bebederos y El Monte estuvo hasta 1980. También trasladaba las cabras a Charco del Pino, en el Llano del Clérigo; a Ciguaña y Casa Blanca, en Granadilla; en la Mesa de Aldea Blanca. Aquí siguió hasta el 8 de junio de 1980, cuando tras la búsqueda de sus raíces se trasladó a Cañada Verde con Juana Bello Rodríguez y después con el hijo de ésta, Ildefonso Bello.

Y allí permaneció hasta el 11 de abril de 1994, y en todo momento con ese tratamiento respetuoso que ha seguido con los prácticas de sus antepasados, ampliándolas y mejorándolas. Pero una cabrería que no tendrá nunca final, porque se lleva en la sangre, en el corazón, en el amor eterno que ha sentido por las cabras, desde que vino a este mundo, allá en 1919, en la cuadra de las vacas de Cañada Verde. Ese amor que le ha hecho permanecer siempre con las cabras incluso en años difíciles, que como nos recuerda el propio Salvador: Yo ha sido como el navegante, sea el mar en calma o en temporal hay que seguir adelante. Había que adaptarse a una nueva manera de vida, fue aquel un año duro, acrecentado por el fallecimiento de su esposa, doña Ofelia, el día 5 de junio de 1995.

El tratamiento respetuoso que ha seguido con las prácticas de sus antepasados, ampliándolos y mejorándolos, en la aplicación de la veterinaria tradicional, ha sido crucial en la vida de Salvador, incluso en la actualidad solicitan sus servicios para aliviar algún mal y sobre todo para ayudar a las cabras en partos dificultosos. Estas prácticas las aprendió de su padre y abuelo, pero también por su gran curiosidad natural, por su observación cotidiana de la naturaleza que le rodea. Ha sido capaz de conocer la enfermedad por los síntomas que se le muestran y además saber la causa por que ha sido motivada y acertar con el remedio adecuado para cada caso.

Pero además de la ayuda aportada en la publicación de lo citado queda el pozo con agua abundante de la que beber para no olvidar nuestro pasado.


Marcos Brito

 
Salvador González Alayón y Ofelia Pérez Díaz. Cañada Verde, 1991
Marcos Brito. Natural de Los Cristianos. Ingeniero Técnico Agrícola y Licenciado en Ciencias de la Información. Ha publicado numerosos artículos en prensa, catálogos y revistas, sobre arte, historia y tradición oral. Así como las publicaciones: Fiestas del Carmen. Los Cristianos. 1924-1954, 1998. SALVADOR GONZÁLEZ ALAYÓN. Un Cabrero para la Leyenda, 2000. Romería de Nuestra Señora de Fátima. Valle de San Lorenzo, 2001. Arona en el recuerdo, 2001.
Coordinador, junto a Adolfo Guerra, de las I Jornadas de Cultura Tradicional Salvador González Alayón. Arona, 2001. Y moderador de la Mesa redonda con cabreros realizadas en esas mismas Jornadas.





[i]. BRITO, Marcos: Análisis de una infraestructura agraria: las eras en el Municipio de Arona. I Jornadas de Historia del Sur de Tenerife (Comarca de Abona). Ayuntamiento de Arona, Cabildo Insular de Tenerife. Arona, 1999.
[ii]. BRITO, Marcos: SALVADOR GONZÁLEZ ALAYÓN. Un Cabrero para la Leyenda. Patronatos Municipales de Bienestar Social y Cultura del Ayuntamiento de Arona. 2000.

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