lunes, 24 de enero de 2022

María Antonia García González, relatos entre hilos y calderos

 

                                         Antonia García González. Valle de San Lorenzo, 2006.

 

 

María Antonia García González, relatos entre hilos y calderos

 

A inicios del siglo XX el Valle de San Lorenzo, el paisaje y sus gentes, era como mi casa. Andaba enfrascado en recopilar, a través de la tradición oral, vivencias de sus habitantes, que han aportado una riqueza extraordinaria a varias publicaciones. En busca de datos para una de ellas, en la preparación de las bodas, me indicaron que hablase con una de estas personas, con María Antonia García González, doña Antonia la Ermita. Y hasta su casa me acerqué, a llevarle mi carta de presentación. Le comenté que quería hablar con ella sobre la elaboración de las comidas en las bodas. Y doña Antonia preguntó porqué sabía que ella había trabajado en esas labores. Le comenté que tenía muy buenas referencias, que había un numeroso grupo de personas que habían hablado de su buen hacer en la cocina, como Julita Morales, María Luisa Melo o Antonia la Panadera.

Antonia García González [Valle de San Lorenzo, 1929 – 2022], hija de Antonio García Torres y de María González García, se inició en estas tareas con su abuela María Torres Mena, a quien, en ocasiones, acompañaba, yo me acuerdo ir con ella, de novelera, tu sabes que las muchachas chicas, y me acuerdo ir a La Tosca a hacer una boda.

Y en esos menesteres se mantuvo un buen puñado de años, y de ello y de otros pormenores colmó, con amenidad y cariño, sus relatos. Comentaba la participación de la familia y los vecinos en este acontecimiento social que era una boda, la colaboración en aportar alimentos y en completar el exiguo ajuar para el banquete, que se llegaban a marcar con un trozo de esparadrapo en su base sobre el que se anotaba algún número, letra o nombre de la persona que lo prestaba. Y preparar el ajuar imprescindible para su austera vivienda, pues dos sabanas, una colcha, … se lo preparó la familia, que eran costureras, una prima, una tía, mi abuela cosía también, y tú sabes que antes no se llevaba sino poquita cosa, con poco nos conformábamos, cuatro cositas nada más.

Y así reseñaba la celebración de su boda, a la edad de 20 años, con Eduardo Gómez García, Tilín. La celebre en mi casa, en la casa de mis padres, mi abuela que era media cocinera, mi abuelo medio cocinero, un tío, medio cocinero. Cuando yo m
e casé junté lo loza, pa celebrar la mía, de casa en casa con una cesta buscando los platos y las tazas y calderos y todo. Antes era así, antes no había. Tampoco era tanta gente, mira mi casa como es, en una sala y un patio, áhi la celebramos, así que mucha gente no era, pero ahora que son cuatrocientos o quinientos, los más allegados
. Y asimismo recordaba a una gran dulcera, Adorsinda Melo Aponte, que le preparó las piñas de almendras, vino a mi casa a hacérmelas.

 

                        Antonia García González en la preparación de una boda.

 

Yo hice unas cuantas, en San Miguel, por ahí abajo, en El Roque, en Vilaflor y por todo eso hice, en hacer comidas, de carne cabra, la sopa, bocadillitos, y eso. No hice dulces, sino que se lo encargaba a Julita o a María Luisa, y yo hacía la comida. Hace referencia a otras dos mujeres que dedicaron su labor a la preparación de banquetes de boda, Julia García Morales, Julita Morales; y María Luisa Rodríguez García, María Luisa Melo.

Asimismo, sus relatos abarcaron otros momentos que muestran las diversas labores en los que tuvo que emplear su tiempo para sobrellevar esos periodos de austeridad y dificultades, como la elaboración de manteles, uniendo rosetas. Mi madre unía mucho que nos estábamos con una luz de quinqué, ahí hasta media noche pegada a la mesa, uniendo, bastante. Yo lo dejé el otro día porque ya no veo a enhebrar la aguja. Unir los paños, hacer rosetas no, unir los paños. Yo los daba pa que me hicieran y después yo hacía los manteles. Trabajaba aquí con mi madre, traíamos rosas que nos daban y hacíamos los paños, pero allí me iba yo desde por la mañana hasta que no víamos más, que nos ponía en un patio allí, a hacer paños, nos aprovecho bastante la pobre. Había unas cuantas, trabajando, hasta que me casé, a los veinte años, por ahí y después empecé yo en mi casa a hacerlos por mi cuenta, los paños. Las rosetas se las hacían mujeres del Valle, de La Sabinita, o de Cabo Blanco. Venían. Por el hilo aquí y después me traían las rosetas, yo la empataba.

 

                Antonia García y Julia García, en una boda en el Salón de Cortez. Valle de San Lorenzo.

 

Asimismo, entre otros momentos de su amena conversación, recordó algunos de los nombretes de su familia, como el suyo, Antonia la Ermita, que hereda de su madre. Apodo que se establece por la residencia de su familia en las cercanías de la Parroquia de San Lorenzo Mártir. Son los hermanos, María González García, María la Ermita, casada con Antonio García Torres, conocido por Antonio Torres; y Miguel González García, Miguel Plaza, quien vivió con su hermana hasta que se casó con María Pérez y se trasladar a La Fuente y que con posterioridad se asienta en Altabaquitas.

En el Padrón Municipal de Arona, a 31 de diciembre de 1937, se encuentran inscritos en el Valle de San Lorenzo: Antonio García Torres, con fecha de nacimiento de 1909 y de profesión chofer; casado con María González García, que nace en 1910. Y sus hijos: María Antonia, 1929; José, 1930; y Felisa, 1932.

Otro nombrete que reseña, entre otros muchos más de vecinos, es el de su esposo, Eduardo Gómez García, Tilín, que se lo asentó su hermana Elena. Dice que la hermana, porque no atinaba a decir Eduardo, pero no tiene que ver una cosa pa la otra. Tilín.

Y de vez en cuando pasaba por su casa, en busca de información de algún detalle que intentaba confirmar, de alguna fotografía que tenía dudas con su ubicación o de qué personas se encontraban en ellas. Y allí estaba doña Antonia, siempre mostrando una amplia sonrisa al abrir su puerta. Y siempre con el ofrecimiento amable de su conversación, sus clases magistrales en los que iba reflejando los alrededores por los que transitó.

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