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Lavando en atarjea. El Rincón, Guaza del Medio, en Arona |
La escasez de agua que imperaba en este Sur,
hasta que a partir de la mitad del siglo XX se comenzó a instalar las
conducciones de agua a las casas, obligaba a la población a habitar zonas cercanas
a fuentes, a barrancos. Se construían aljibes para almacenarla en tiempos de
insuficiencia; se abrían pozos; se recurría al aprovechamiento de las aguas de
lluvias, a las escorrentías de los barrancos para dar de beber al ganado y para
el lavado de la ropa. Y en los días de máxima penuria se acudía a extraerla de
los eres: una poceta en el cauce del barranco que las escorrentías la han
llenado de arena fina y agua; la arena retiene el agua, evita su rápida
evaporación; para obtenerla bastaba con escarbar un hoyo y esperar que el agua
se clarificase antes de recogerla.
Para lavar se
utilizaba el agua salobre de los pozos, en baños de cinc o en la pila de cantos
recubiertos por arena y cal. A lavar, se iba a los lavaderos construidos en las
atarjeas de riego; o cuando corría el agua por los múltiples barrancos que
configuran nuestra geografía. Como la imagen, creemos que es de la década de
1960, que nos muestra a una mujer lavando en una atarjea situada en El Rincón,
Guaza del Medio, en Arona.
Documentación: BRITO, Marcos: Paisaje en las Bandas del Sur [Tenerife
1890-1960]. Llanoazur ediciones