La carretera vieja del Sur de Tenerife, la Comarcal C-822, la actual TF-28, se inició en Santa Cruz de Tenerife en 1864 y no comienza a verse por Granadilla de Abona hasta la década de los años treinta del siglo XX. Y no enlaza con Guía de Isora, a través de Tejina de Guía, hasta la segunda mitad de los años setenta.
Son más de mil curvas en
104 kilómetros, hasta Los Cristianos, muchas de las cuales su radio era tan
pequeño que dificultaba el transito de dos vehículos a la vez.
En 1935 el periodista Juan Pérez Delgado realiza un
viaje desde Santa Cruz de Tenerife a este Sur, y deja un ocurrente comentario:
Siempre nos
había parecido un poco descabellado el trazado de esta carretera, y ahora,
cuando hemos dado muestras del cansancio que nos ha producido el viaje, un
anciano campesino, con la sorna peculiar de estas gentes, nos ha ofrecido una
graciosa explicación.
-¿Muchas
curvas en la carretera?- nos pregunta.
-Muchísimas,
y, a nuestro juicio, innecesarias en su mayor parte-, respondemos.
-Lo mismo
opino yo, cada vez que la cruzo.
-¿Y a qué las
atribuye?
-Mire, yo tengo
mi idea. Creo que todo depende de la forma en que se realizó el trazado.
-Opina usted
entonces que en otro tiempo se trazaban las carreteras de distinto modo que
ahora.
-Esa por lo
menos, si señor. En mi creencia, cuando la carretera del Sur, de La Cuesta para
acá, fue trazada, los ingenieros tenían pocas ganas de trabajar. A lo mejor
encargaron a cualquier capataz que la hiciera a su gusto. Y el capataz, para no
incurrir en responsabilidades, buscó un caballo, le amarró al rabo un
recipiente lleno de cal y le propinó sus latigazos. El animal emprendió el
galope con rumbo al Sur y, como es de suponer, al derramarse la cal fue
marcando un sendero a todo lo largo de aquellas laderas. Así quedó señalado el
trayecto que había de seguir la vía.