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Ángel Linares Reverón. Finales de la década
de 1940
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Ángel Linares Reverón,
natural del Valle de San Lorenzo donde llegó al mundo en 1921, ejerció su labor
de camionero mucho antes que la línea del asfalto se dibujara sobre el ocre del
Sur. Este ejemplo de camionero del sur, que tanto respeto y admiración producía
entre los usuarios de la vieja carretera, dedicó casi toda su vida al incesante
trasiego de mercancías. Veinte años,
diecinueve, veinte años empecé ya y no lo solté hasta los setenta y tantos.
Se inició en un camión de
su cuñado Nicolás Bello, un Ford TF 4078, para continuar con el TF 4954, el que
se muestra en la fotografía obtenida en El Tablero, a finales de la década de
1940. Continuó con estos camiones, y con otro del constructor Luis de Losada,
hasta que en 1951 compra su primer camión, de segunda mano y con volante a la
derecha, un Dodge canadiense TF 6413, que tantos años dedicó al transporte de
tomate desde el Valle de San Lorenzo al puerto de Santa Cruz de Tenerife. Pocos
años después adquiere otro Dodge, en este caso nuevo, TF 9927, a los que se
denominaban vaca flaca, porque el capó se
levantaba un poco del centro. Con el paso del tiempo y la necesaria
adaptación a los nuevos vehículos y al mercado, poseyó otros, como el TF 31644
y el Mercedes TF 57690.
Por su vida ha pasado buena
parte de la historia de los vehículos en el Sur de la Isla. Recordaba como
llegaban esos primeros camiones, alguno vio con ruedas macizas, con el chasis,
el motor y el capó de hierro, algunos incluso se trasladaron en cajones y se
armaba en su destino, y se les construía de madera la cabina y la carrocería. En
la década de los treinta y los cuarenta se hacían muchas de estas adaptaciones
en Aldea Blanca, en el taller mecánico de Claudio García, y la carpintería la
solía realizar un carpintero del Valle de San Lorenzo, Nicolás Díaz. También por
sus recuerdos afloraban algunos precios de cuando se iniciaba en estas labores:
El Federal tenía unas mejoras, poco,
costaba unas trece mil, y el Diamond, unas once mil y pico. El Chevrolet valía
siete mil y el Ford unas nueve mil.
Vivió la época del arranque
por beo, por manivela, con el que tenía que tener sumo cuidado para no llevarse
algún golpe, incluso algún hueso roto. A los camiones había que conocerlos, no
sólo conducirlos sino también como cargarlos para que esa carga facilitara su
manejo, para lo que había que tener buenos brazos. Y había que agudizar el
ingenio para incluso aprovechar los aros que reforzaban los bidones para con ellos
situar la rueda de repuesto debajo de la carrocería. De su memoria extrae ese
primer vehículo que llega a su pueblo natal, de José Delgado García, pintado de azul y la capota de tela. Eso
fue a finales de los años veinte, un Wuippet, de 14 HP, y con matrícula TF
3036.
Transitó por las largas y
maltrechas pistas de tierra, por esa comarcal 822 que se inicia en 1864 en
Santa Cruz de Tenerife pero que no llega al Valle de San Lorenzo hasta
comienzos de los años cuarenta. Con anterioridad a disponer de esta vía había
que desplazarse, o bien en barco desde Los Cristianos o Las Galletas, o bien
como se realizaba en los años treinta, ir hasta La Camella, después por Casas
Viejas y Cabo Blanco llegar a Aldea Blanca, continuar por Las Zocas, Los Muros,
para enlazar con la pista que comunicaba El Médano con Granadilla de Abona y
tomar la carretera vieja hacía Santa Cruz. Cuando se ejecutó el puente sobre el
Barranco de la Orchilla, se subía de Las Zocas a San Miguel de Abona.
Este viejo camionero era de
los que conocían palmo a palmo la carretera vieja del Sur, esa plagada de
curvas y baches, esa que dice la socarronería sureña que se trazó siguiendo el
camino que marcó un caballo. Era de esa vieja estirpe de camionero del Sur, de
admiración adquirida por su buen hacer, por su excelentes maneras y respeto en
el diario trajín. El chofer del sur tenía
fama por lo cuidadoso que era y buen conductor. Nosotros cuando venía uno nuevo
del Norte, a veces que venía a traer estiércol, o conseguían algo por aquí,
sabíamos que era nuevo, pero al mes más tarde estaba adaptado ya. Porque ese
salía al oscurecer y llegaba por la mañana aquí, nosotros no, porque ya
conocíamos la carretera. Me asomaba uno allá abajo, veía la luz de uno y yo lo
esperaba aquí, porque sabía que si seguía palante nos íbamos a trancar, pues el
seguía hasta que se trancaba, entre darle palante, darle patrás. Volvía,
seguía, más alante se trababa con otro, porque no esperaba, hasta que cogía el
tranquillo.
Ángel Linares y su esposa, Marta Martín. Santiago
del Teide, 2015
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En sus camiones llevó de
todo, desde estiércol, como esa carga que trajo del Llano del Moro para La
Caldera, y que tantos problemas le acarreó por no disponerse adecuadamente, y que
además de su conducción casi imposible le costó la rotura del sinfín de la
dirección. Caños de cantos también llevó con frecuencia, sobre todo para la red
de distribución de la galería El Milagro, en Guayero, Vilaflor, que los subía
desde Aldea Blanca a Vento, en Arona, y después se trasladaban en camellos
hasta la galería. Trasladó diversos materiales para obras en La Florida, para los
inicios de Playa de las Américas, etc. Transportó miles de toneladas de tomates
desde el Valle de San Lorenzo y Adeje hasta el Puerto de Santa Cruz de
Tenerife, que en la zafra era un no parar entre las idas y venidas, y que en
cada viaje tenía que invertir uno o dos días dependiendo de las colas que se
registraban para cargar los barcos. Y otras múltiples tareas que harían una
lista innumerable: repartió el racionamiento con destino a Arona; llevó las
lecheras desde El Tablero a Santa Cruz; cargó palos de eucalipto donde colgar,
donde secar el tabaco; o traerle el millo a Casimiro García en Granadilla de
Abona, donde tenía un almacén de venta al por mayor.
Ángel Linares Reverón fue
el camionero del Sur, primero con sus vivencias, luego con sus recuerdos, que
quedaran imperturbables tras su fallecimiento en octubre de 2016. Contribuyó a
que creciera el reconocimiento de buenos conductores, de gente amable y
solidaria, que circulaban por la serpenteante puerta de entrada al Sur de
Tenerife.