Germán Fumero Alayón, en una fotografía cercana a 1930, con sus hijos Delfina y Germán Fumero Rodríguez |
Germán Fumero Alayón (Vilaflor 1846-1936), el viejo vate chasnero, ha sido una de las personas más ilustres
que ha dado este Sur, y que en Vilaflor lo fue todo a través de su longevidad:
alcalde; juez municipal; secretario de varios ayuntamientos; asimismo ejerció
de cartero rural, de sochantre, de maestro; además de escritor y gran animador
de la vida cultural de su pueblo.
Su hija Delfina Fumero Rodríguez recuerda su
faceta de cartero rural y la labor de sochantre, de la que consta que la
realizó en diversas parroquias del Sur. Antes le decían sochantre, porque
eso cantaba en la Iglesia. Él era mayor ya, tocaba el órgano, que todavía el
órgano existe, porque después lo restauraron.
Él tuvo muchos años el correo, en esta
misma habitación tuvo el correo, le pagaban una miseria de ocho duros todos los
meses. Aquí venía la gente a buscar las cartas y por fuera de la puerta tenía
un buzón donde la gente si quería poner una carta la ponía en ese buzón,
después él las recogía las sellaba y las mandaba a Granadilla.
Entre sus artículos se podrían resaltar: ¿Dicen
que mataron al marqués? ... ¡Eso dicen!, publicado en 1932, en el que relata lo acontecido
el 17 de agosto de 1840 cuando se cometió el asesinato de Alonso Fernando
Chirino y del Hoyo Solorzano, séptimo Marqués de la Fuente de Las Palmas,
coronel del Regimiento de Milicias de Abona.
Unos dos kilómetros antes de llegar a
Vilaflor, en la Cruz de Juan Bello, se parapetaron bajo una higuera los que le
dispararon a muerte. Zona que se conoce por la Hoya del Marqués y la Higuera
del Marqués, ya desaparecida. Y narra Germán Fumero: Ya las sombras de la
noche envolvían los matorrales, veredas y sitios en que se encontraban el
marqués y su comitiva, que la componían los dos niños de que hablamos al
principio, la madre de éstos y algunos servidores.
Súbitamente suena una descarga de
fusilería. Cae el caballo, atravesado el pecho por proyectiles mortíferos y con
su últimas palabras de ¡Salvad los niños!, cae también, a consecuencia de una
segunda descarga mortalmente herido, el ilustre marqués.
Germán Fumero Alayón cantó en diversas
ocasiones las bellezas de los parajes que circundaban su cuna, Vilaflor: por
verdes pinos cubierto /salpicado de retamas,/ jaguarzos, jaras, poleos,/
tagasastes, granadillos,/ arrayanes y romeros/ y silvestres campanillas/ que
elevan su copa al cielo/ y que con perenne aroma,/ hacen de aquel grato suelo/
un Edén, un paraíso,/ lugar de ninfas y genios;/ donde crecen a millares/ el
castaño y el almendro,/ y ostentan su dulce fruto/ gentil melocotonero, / el
arrogante peral/ y el corpulento ciruelo;/ y una primavera eterna/ siembra de
flores el suelo.
La participación de Germán Fumero en la vida
social de Vilaflor es amplísima. Se le sitúa en los encuentros literarios que
se organizaban, en homenajes propios y ajenos; en cuyas informaciones se le
cita con gran respeto.
Lo alaba el periodista Rafael Peña León,
quien lo compara con el porte del pino. Allí, en Vilaflor, recio, como añoso
pino,/ vive este poeta labrando las endechas./ Ha sacado a la vida máximas
cosechas/ encarcelando su espíritu a lo divino.
Lo describe el poeta Emeterio Gutiérrez
Albelo, quien impartía su magisterio en la escuela pública de Vilaflor: Con
sus largas barbas de monje, sus ojillos vivaces, sus sarmentosas manos, que
hacen aún caligráficos prodigios, su lucidez profunda, extraña en tan larga
longevidad; sus amables maneras de gran señor, empapadas melancólicamente, a
veces, en la recordación de pretéritos rosales: “-Ay, hijo. La vida es así…”
Don Germán, fregolinescamente, ha apurado
a grandes sorbos una vida de folletín. Hoy vuelca en versos, por que él es
poeta, el poeta de la localidad, sus añoranzas cantando el paisaje circundante
y las anécdotas pueblerinas … Y su musa nos trae, a ratos, el fuerte aroma del
de Hita, el “myo Archipreste”.
Y otro vecino ilustre de Vilaflor, Manuel
Rodríguez Escalona, también vertió elogiosos párrafos: Él es, en una palabra, el arbitro
intelectual de los destinos de Vilaflor, el hombre que aquí todo lo tiene en
sus manos y de quien puede decirse que en su pueblo no se resuelve jamás ningún
asunto jurídico, social o eclesiástico sin que antes su intervención no se haga
necesaria. ¿Y decidme ahora si un hombre como éste que aquí lo es todo puede
ocaso morir en el corazón de sus convecinos aunque llegue un día en que se
apague la llama de su existencia?.
De los diversos artículos
que se publican después de su fallecimiento, entresacamos el de Félix Centeno: Era
la institución local, don Germán Fumero. Había visto nacer a todos sus vecinos,
había visto enterrar a los padres. Era don Germán Fumero hombre de luces y
mundo, dotado sabiamente por la Naturaleza para suplir lo que otros ignoraban.
Al morir don Germán
pierde Vilaflor espíritu y paisaje. Faltarán sus servicios impagables, luz para
el que vive en oscuridad. Faltará también su figura proyectándose en sus
callejuelas empinadas y con un fondo de pinos cuajados. Queda muy vacío
Vilaflor y pierde Tenerife a un hijo humilde y modesto que en apacible lejanía,
vecino del Teide altivo, cumplió la más alta función humana: servir a la
Humanidad
Y aquí continúa el viejo poeta chasnero que
tal como apuntaba Rodríguez Escalona, no ha abandonado el corazón de sus
convecinos.
Pero no encuentro más poemas de este gran hombre... :(
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