Pino padre seco, aún erguido, anclado con profundas
raíces. Todavía se aprecian las huellas que lo fueron apagando, como el hacha
del leñador que le fue cortando ramas o la extracción de resina. Pero aún se
mantiene empinado, seco y repleto de huellas de agujeros realizadas por los
pájaros picapinos, y a sus pies se acumulan ramas que han ido desgajándose.
Esqueleto de pino, que sostiene años de tradición y belleza.
Fotografía: Los Charquitos, Vilaflor de Chasna, julio
de 2015
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