lunes, 21 de octubre de 2013

Salinas naturales. Malpaís de la Rasca

 
El cabrero Salvador González Alayón, gran conocedor de la zona, anota sus recuerdos sobre estos menesteres en las salinas naturales de la Punta de la Rasca. Desde su abuela Francisca Pérez al cabrero Francisco González, Pancho Pachanga, fueron numerosas las personas que se acercaban a esta costa para raspar sal en los charcos naturales. “Mira que había gente que vivía de la sal, esa gente pues todos los días traíban la sal, la secaba abajo, lo vía usté, tenían hasta sus lajitas donde tenderlas, que no se si se verá por allí todavía las piedras esas, las ponían sobre las lajitas a escurrirlas, después en un farjito desos de turba.”
La Punta de la Rasca fue fuente importante en la obtención de la sal, en la búsqueda de los recursos que ayudaran a salir adelante, del sustento necesario para supervivir. Muchas familias, en algunos casos mujeres solas, bajaban de las medianías a llenar los pequeños charcos de agua, a recoger la sal. Era un trabajo de verano, cuando la zafra de los tomates había terminado, cuando el cereal ya estaba recogido y trillado en la era; también fue el trabajo de alguna que otra vendedora de pescado. 
Fotografía: Al Oeste del Callao Pestana. Punta de la Rasca, febrero 2009.

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