martes, 19 de agosto de 2014

El Cabotaje, la comunicación por la mar



  Lancha de cabotaje en Playa de San Juan
Las principales vías de comunicación con el Sur de Tenerife se surcaban por la mar. Lo era de manera esporádica hasta que en la década de los sesenta del siglo XIX se establecen una serie de rutas que cubrieron el servicio de correos, el traslado de mercancías y de pasajeros, con cierta regularidad. Después de algunos proyectos que no fructifican y que dilatan la puesta en servicio de un barco que cubriera esta línea, esta vieja aspiración fragua con el vapor Guajara, de la Sociedad de Navegación al vapor en las bandas del Sur de Tenerife. Con trayectos semanales en dirección a La Gomera, realiza escalas fijas en Abona, Los Abrigos, Los Cristianos y Guía; y escalas eventuales en Candelaria, Güímar, Tajao, Médano y Adeje.      
En estos últimos puntos sólo recogerá carga o pasajeros si desde tierra le avisaban con el izado de una bandera. Como le ocurrió a Olivia Stone en su viaje por las islas, cuando estando en la costa de Guía de Isora, en septiembre de 1883, quiso trasladarse a La Gomera, y según trascribe en su publicación, Tenerife y sus seis satélites: “el correo no siempre hacía escala aquí, que hay que avisarle con una señal. Pensamos que esto era un pequeño ardid para intentar que nos quedáramos más tiempo aquí. Con cierta dificultad les convencimos de que izaran su bandera –es un decir-, un pañuelo blanco atado a una caña de pescar clavada en una roca por encima de las casetas. También izamos una toalla con otra caña de pescar en nuestro campamento.”   
Antes del Guajara hubo otros barcos que cubrían la ruta con el Sur de Tenerife, así en la década de los años treinta del siglo XIX se tiene constancia, entre otros, de los bergantines Venus y San José; a mitad del siglo XIX la realizaban los bergantines Santiago, San José, San Antonio, Pilar, Estrella, Cristina o la candray Santa Ana. A finales de siglo XIX y comienzos del XX lo cubrieron los vapores: Tenerife, Esperanza, Viera y Clavijo, León y Castillo, Carmen, Velox, Chasna, Dalia, Taoro; o los pailebots: San Diego de Arico, Rosario o Frasquita.
A través de la prensa de la época nos encontramos con algunos anuncios ofertando diversos itinerarios. En 1900 se recoge el del buque Esperanza: “Se pone en conocimiento del público en general que el vapor Esperanza hará viajes semanales a los puestos del Sur de la isla, siempre que se le ofrezca suficiente carga. Dirigirse a Hy. Wlfson, Marina”; o el del Tenerife que estaba dedicado “desde hace tiempo al servicio de los puertos del Sur de esta isla, ha variado su itinerario, y en adelante saldrá de esta Capital todos los domingos a las 6 de la mañana, llegando en la noche del mismo día a Guía de Tenerife. Regresará, saliendo de Guía los lunes al medio día, y llegando a este puerto los martes por la tarde.” Los vapores Carmen y Gomera, del armador Hamilton & CO., también operaban con los puertos del sur. En 1906, el Carmen salía de Santa Cruz los viernes, regresando desde Los Cristianos los domingos. Y el Gomera haría escala en este puerto sólo de regreso a Santa Cruz, después de pasar por diversos puertos gomeros, los miércoles. El vapor Velox, de Millar y Cº, partía, en este comienzo de siglo, de Santa Cruz los domingos regresando los miércoles por la tarde. Esta misma compañía también operaba con los puertos del sur de la isla con el vapor Gavilán. 

El Isora y, posiblemente, el Adeje en la bahía de Los Cristianos. Década de 1930

A ellos habrá que añadir la larga lista que surcaban, tal vez la época dorada del cabotaje entre la Capital y el Sur de la isla, entre los años veinte y treinta del siglo XX, en cuyos barcos trabajaron numerosos vecinos de los lugares donde solían recalar. Así se registra una larga lista, de los que enumeramos a modo de ejemplo: Rosario, Mercedes de Abona, San Miguel, Amir, Sancho II, Delfín, Consuelo, Santa Ursula, Águila de Oro, Boheme, Carmen, Isora y Adeje. Estos dos últimos creemos son los que han soltado su ancla en la bahía de Los Cristianos, en una imagen tomada alrededor del año treinta. 
La vinculación de Los Cristianos con el Isora fue algo más que el simple atraque para traer o llevar mercancías o pasajeros. En él se enrolaron varios  marineros del pueblo. Desde las primeras fiestas en honor de Nuestra Señora la Virgen del Carmen participó activamente en sus procesiones marítimas, como así fue el 19 de octubre de 1924 cuando a su llegada “artísticamente engalanado, quemando al dar fondo abundantes fuegos y cohetes, por ofrecimiento de su capitán, don Manuel Perdomo”, y en la procesión remolcó la lancha que trasportaba la Imagen por toda la bahía. Pero además transportaba agua para los momentos difíciles e incluso los residuos del carbón utilizado para su navegación, la carbonilla, se aprovechaba para quemar la piedra caliza, de la que tanto y tan bien obtenían la cal muchos vecinos de este barrio costero de Arona hasta la década de los años cincuenta. 

Playa de San Juan
Barcos de cabotaje que eran los encargados de trasladar la cosecha de tomates de exportación. Según relató uno de estos marineros, Benito Sierra Melo, que trabajó en el Isora a finales de la década de los años veinte, una de las rutas en plena zafra de tomates era: Barranco Seco (Teno) - Argel - Santiago - Barbero - Alcalá - Playa de San Juan - Barranco Herques - Hoya - Matapulga - Pinque - Puerto Adeje - Caleta - Playa de la Carnada - La Planada - El Puerto (estos tres últimos en Los Cristianos) - El Porís de Las Galletas - Los Abrigos - Tajao - Tabaibarill - El Porís de Abona - Güímar - Candelaria y Santa Cruz de Tenerife. Con la denominación de “viaje chico”, se conocía un trayecto más corto y más rápido, que consistía en partir de Santa Cruz vacío y comenzar a recoger la fruta en Playa de San Juan, para su posterior retornó a Santa Cruz, de donde se  embarcaban los atados de tomates para Europa.
Las escasas vías terrestres en el Sur de Tenerife convierten, durante buena parte de su historia y sobre todo en el primer tercio del siglo XX, a la navegación marítima en el lazo de unión con el exterior. Barcos de poco tonelaje, que al mismo tiempo llevaban carga y pasajeros. Dos de estos barcos, el Isora y posiblemente el Adeje, se pueden contemplar en una de las imágenes, fondeados en la bahía de Los Cristianos. Al no disponer de muelles adecuados para la carga y descarga de mercancías, estas labores se efectuaban a través de lanchas, como la de una imagen tomada en Playa San Juan, en los alrededores del año cuarenta del siglo XX, donde se aprecia una lancha llegando a la playa con tubos para la conducción de agua. En Alcalá está obtenida la fotografía que muestra a un grupo de hombres en labores de descarga, y con un buque de cabotaje al fondo.

Documentación: BRITO, Marcos: Los Cristianos 1900-1970. Vida cotidiana y fiestas populares. Y Paisaje en las Bandas del Sur [Tenerife 1890-1960]. Llanoazur ediciones