sábado, 5 de noviembre de 2016

Jornaleras del tomate. Llano del Espejo, Arona

De pie se encuentran, de izquierda a derecha: Marisol Domínguez González, Mª de la Cruz Rodríguez González y Ela, sentadas: Mª Jesús, Antonia y María Domínguez González


En buena parte del siglo XX hubo un oficio que prevalecía en número por sobre todos los demás: jornalero; en muchos de los casos de la primera mitad del siglo era sinónimo del trabajo del tomate. El comienzo de este cultivo en el Sur de Tenerife se produjo a finales del siglo XIX, implantado por Fyffes en Hoya Grande, Adeje. En Arona se tiene constancia de su inicio en la cosecha 1902/03 cuando Antonio Alfonso Gorrín lo introduce en Cho. Para este periodo, y según recuerda el cabrero Salvador González Alayón, su madre trabajó a la edad de 19 años en otra plantación, en la propiedad de Serapio Feo, en Quemada, esto es en 1903. Al año siguiente sembró Segundo García, en Cho; y en 1905, Tomás Bello, en Guaza del medio, transportando el agua desde Los Cristianos, lugar este último donde también se llegó a sembrar en esta primera década.
El cultivo del tomate, de ciclo vegetativo corto, y con necesidades de agua menores que la platanera, precisaba unas condiciones económicas, sociales y adaptación al medio que se cumplen perfectamente en la franja costera del Municipio de Arona. Concentración de terrenos y de capital, suelos pobres y llanos, y un clima de máxima insolación.
La fotografía de este grupo de trabajadoras de La Caldera, Adeje, es de mediados de la década de 1950. Esta tomada al finalizar la jornada y de regreso al Valle de San Lorenzo, a su paso por la zona del Llano del Espejo, Arona. Resaltar su vestimenta con la que se evita las rozaduras con las plantas y se protegen del sol: pantalones bajo falda, en algunos casos recogida a la cintura para el camino, camisas de manga baja, pañuelo y sombrero. De pie se encuentran, de izquierda a derecha: Marisol Domínguez González, Mª de la Cruz Rodríguez González y Ela, sentadas: Mª Jesús, Antonia y María Domínguez González.

Documentación: BRITO, Marcos: Valle de San Lorenzo. Imagen y memoria. Llanoazur ediciones