viernes, 18 de octubre de 2013

18 y 19 de octubre de 1924. Primeros festejos en Los Cristianos

 
Ermita de Los Cristianos, c. 1927
El 18 y 19 de octubre de 1924 se celebraron los primeros festejos en honor de Ntra. Sra. la Virgen del Carmen, en Los Cristianos. El pueblo entero se vestía de gala, el color y el olor a cal anunciaba el pronto encuentro con los amigos. En las cocinas, centro neurálgico de la casa, abundaban los humeantes calderos para recibir y agasajar a los que entraban por esas puertas siempre abiertas: sopa de gallina, pecado frito, garbanzas, cazuelas y carne de cabra no faltaban en ninguno de los dos o tres días de bullicio.
Costumbres festivas que perpetúan la idiosincrasia de un pueblo. Desde esa década de los años veinte, desde aquella primera, hasta estos momentos, nuestras fiestas han andado al ritmo que ha marcado el desarrollo económico de la zona. Modos y formas que no ha sido capaz de cercenar el desarrollo turístico, desmesurado en algunos casos, gracias al sentir que posee todo playero por su Virgen del Carmen, por su San José, por sus tradiciones marineras: la procesión marítima-terrestre, la natación, la cucaña o la sortija.
Se celebró el sábado 18 y el domingo 19 de Octubre, según el siguiente programa:
Día 18
A los dos de la tarde será trasladada procesionalmente desde la parroquia del pueblo a su puerto de Los Cristianos, la venerada Imagen de Nuestra Señora del Carmen, la que fue donada por la virtuosa difunta doña Carmen Herrera.
A la salida de la Imagen del templo en la que se halla será despedida con una lluvia de cohetes y repiques de campana, que se repetirán a su llegada a la ermita.
Día 19
A las seis de la mañana, grandes lluvias de cohetes.
A las diez, la bendición de la ermita, que hace pocos días se terminó por suscripción popular, habiendo puesto un grandioso esfuerzo la señora doña Antonia Alfonso de Tavío para la terminación de tan simpático templo, en el cual viene trabajando año tras año.
A las 11, solemne función religiosa, con tercia y asperges, hallándose el sermón a cargo del señor cura ecónomo del pueblo de San Miguel, don José Siverio Díaz.
Durante dicho acto entrarán los vapores Isora artísticamente engalanado, quemando al dar fondo abundantes fuegos y cohetes, por ofrecimiento de su capitán, don Manuel Perdomo; y el correillo interinsular saludará la solemnidad de la venerable Imagen con cohetes y toques de bocina.
A las dos de la tarde, carreras de sacos y cucañas marítimas.
A las cuatro, procesión de la venerable Imagen, que será embarcada en una lancha, artísticamente engalanada, la que remolcará el vapor `Isora´ por toda la bahía, seguida de la infinidad de barcos de pesca que cuenta este puerto, los que irán igualmente engalanados con banderas y farolillos.
Durante la procesión se quemarán abundantes fuegos y luces de bengala. Al desembarcar la Imagen recorrerá todo el litoral del puerto, tomando la carretera por la que la conducirán a su ermita. Acompañará a la procesión una danza regional, bailada por jóvenes de dicho puerto.
El trayecto de la carretera desde el puerto a la ermita será adornado con hermosos arcos y alumbrado a la veneciana.
Por la noche se dará remate a las fiestas con los bailes populares.- La Comisión.
La Imagen de Nuestra Señora del Carmen, donada por Carmen Herrera Goiry, esposa de Juan Bethencourt Alfonso, se trasladó en procesión el 18 de octubre de 1924 desde la Parroquia de San Antonio Abad a la Ermita de Nuestra Señora del Carmen. Los niños de la escuela de Arona, entre los que se encontraba Encarnación Alayón Melo, acompañaron la Imagen hasta la Montaña Fría. Allí la esperaban vecinos de Los Cristianos para su traslado a la Ermita. 

Los Cristianos, c. 1935
Rezumaba calma, sosiego, sencillez. Plantada como estaba en tierra reseca, a lo sumo impregnada de sacrificio. En su edificación trabajaron grandes y chicos, pudientes y menos pudientes. Unos con aportaciones, como Elena Tavío que regaló el piso; o Carmen Herrera que donó la primera imagen del Carmen. Los más acercando materiales, como las cabezas de tosca de la Tosquera, de María Amalia Frías Domínguez, quien cedió los terrenos que ocupan la Ermita y la plaza. Un destacado maestro de obras que trabajó activamente en su construcción fue Manuel Melo Cabeza; José Almeida se encargó de la carpintería y del techo. Cabezas de cantos, barro y lajas; de este modo progresaron sus muros, recubiertos con cal y arena. Y la cal, por supuesto, de una de las mejores caleras de las islas: El Camisón.
La Ermita era de una sola nave, pequeña, cual invitación al recogimiento. Si en su exterior denotaba la obligada austeridad que imponía la economía, incluso sin el acompañamiento alegre de un campanario; en su interior esa sobriedad se acrecentaba: piso de mosaico y techo de uralita. Y según el inventario realizado a comienzos de la década de los años treinta por el párroco de San Antonio Abad, en Arona, José Siverio Díaz, contenía tres imágenes pequeñas: la Virgen del Carmen, la Milagrosa y San José; y poco más: un armónium, un cáliz, dos casullas, una blanca y otra negra, un alba, seis candelabros, un misal deteriorado y tres bancos de tea. Y es en estos años primeros años de esta década de los treinta cuando se construye el campanario y la sacristía, en esta última trabajó de albañil Manuel Melo Cabeza y de carpintero José Martín Melo.
La Imagen de Nuestra Señora del Carmen era llevada por el litoral hasta el embarcadero de El Puerto, desde este punto partía la procesión marítima. Su vuelta a tierra solía ser por la playa, que en ese entonces combinaba callaos y arena.
Estos primeros bailes que se recogen en el programa de actos se realizaban en casas particulares y en determinadas ventas que acondicionaban alguna estancia. En esta primera época se bailaba en los salones de Leopoldo Domínguez; de Leandra Valentín Hernández, Cha Leandra; de Rosa González,  seña Rosa o en la sala, y su apreciado piso de madera, de Nicolasa Martín. Asimismo se bailaba en el terraplén de tierra delante de la ermita, y a mediados de los años treinta en el adoquinado del muelle y el asfalto de la carretera. A estos lugares se fueron añadiendo locales como el de Lucia Reverón, el de Lola Miranda, o el de la sociedad deportiva C.D. Marino al final de los años cuarenta. 


BRITO, Marcos: Los Cristianos 1900-1970. Vida cotidiana y fiestas populares. Llanoazur ediciones 

Decorado festivo. Adeje, década de 1930


Decorado festivo. Adeje, década de 1930
Los años trajeron otros adelantos, la floreciente aviación de los años veinte y treinta, con la posibilidad de instalar un aeropuerto en el Sur de la isla, aportó un anhelo más a los decorados festivos que los fotógrafos ambulantes portaban, de fiesta en fiesta. Como es en este caso, en la década de los años treinta, en los festejos en honor de la Virgen de la Encarnación y de la de Santa Úrsula, donde este avión de lona y cartón lleva el nombre de un modelo de la época. Sobre este decorado festivo se encuentran: Francisca Suárez, Antonia Trujillo Trujillo, Teresa Toledo Esquivel, María Barrios Trujillo, Josefa Díaz y Manuel Ferrera.

Anotaciones sobre los festejos en Adeje a comienzos del siglo XX



Procesión con la imagen de N. S. Santa Úrsula. Década de 1920
 
De cómo eran los festejos en honor de Ntra. Sra. de la Encarnación y de la patrona Santa Úrsula a comienzos del siglo XX lo podemos conocer a través de algunas de las noticias reseñadas en la prensa de la época. Momentos en los que el Municipio de Adeje contaba con algo más de mil setecientas personas, de los que casi la mitad habitaban en el casco. En este transito del siglo XIX al XX se contaba con una amplia representación de cada uno de los estamentos laborales. A modo de ejemplos citar a los comerciantes, como Antonio Socas Trujillo, en la calle Nueva, o Miguel García en la calle de la Iglesia; carpintero, Petronilo Casañas, en la Norte; zapateros, como Adolfo Casañas, José García y Nicolás Esquivel en la de la Iglesia, o Manuel Socas, en la de San Lorenzo. Como venteros, situados en la calle Nueva, se encontraban Manuel Ramos, Fermín González Socas y Francisco González Alayón; como cartero, Fernando Jorge García, con domicilio en la de la Iglesia. Bodegones existían, en la calle norte, el de Nicolás Alayón; en la Nueva, el de Manuel Ramos; y en la de la Iglesia, los de Tomás Alonso y el de Fernando Jorge García. Con molino se recoge a finales del siglo XIX a Francisco Trujillo Clemente, en el Risco, y a comienzo del veinte a José Trujillo Clemente. Además de una larga lista de otras profesiones como jornaleros, pescadores residentes en el pueblo, peatón, cabreros. Años donde los 100 kilos de papas se pagaban a 10 pesetas; los de almendras a 15; el kilo de queso a 1; la docena de huevos a 1,20; el guacal de plátanos de exportación a 2,50. Llegando el sueldo anual de un guarda de montes, a 650 ptas., y el del Secretario del Ayuntamiento a las 750 ptas.
Son años donde las celebraciones se comenzaban al alba, así ocurre en 1904, cuando el sábado 22 de octubre: al amanecer, repique general de campanas y salva de 21 disparos de cañón que anunciará el vecindario el comienzo de las fiestas. Los dos días siguientes también se redunda en el repique de campanas y las salvas de cañón, participando además una banda de música, que en esta primera década del siglo solía ser la Banda de Música de Guía de Isora. O como ocurría en otros años, como el día 20 de octubre de 1908, cuando se produce una diana tocada por la renombrada banda de Guía que recorrerá las calles de la población a las seis de la mañana. Igual acto y horario se ejecutó el día 21.
Si estos horarios nos pueden parecer intempestivos, los de 1910 son de verdadero sobresalto. El día 8 de octubre se inició a las cuatro de la mañana un repique general de campanas e inmensidad de cohetes, darán el aviso del principio de la fiesta. Este año la banda de música procedía de Granadilla de Abona, dirigida por José Reyes Martín. Fue recibida el día 9, y participó esa noche amenizando el paseo en la plaza de la Parroquia de Santa Úrsula. Y al día siguiente, a las cinco de la mañana recorrerá la banda de música las calles de la villa, tocando una preciosa diana. Esta banda se trasladó desde Granadilla en barco, regresando en la mañana del día 11, a las seis de la mañana el pueblo adejero en masa concurrirá a despedir la banda de música, que se dirigirá al puerto de la Caleta para embarcar en el vapor `Velox´, con dirección al Médano.
Los actos religiosos se desarrollaban en la Parroquia de Santa Úrsula, de donde partían las diversas procesiones. Así en la noche del 22 de octubre de 1904 y después de haberse inaugurado, esa tarde, un nuevo órgano, se ejecutó una suplica a la Santísima Virgen de la Encarnación compatrona de esta Parroquia. Concluido este acto saldrá procesionalmente dicha imagen, recorriendo las calles de la población, cuyas casas estarán adornadas e iluminadas convenientemente, quemándose en el trayecto vistosas ruedas de fuegos de artificios.

Adeje, a mediados de la década de 1920
En la mañana del día principal se oficiaba una misa, como el domingo 23 de octubre de 1904, a cuatro voces con sermón, que estará a cargo del Venerable Sr. Cura Párroco de la Granadilla. Se solía recurrir a párrocos de los pueblos cercanos, como en el caso citado que lo era Esteban Hernández; este año también participó el de San Miguel de Abona, Norberto Álvarez; o en el año de 1908, en el que colaboró el de Arona, Julio Mendoza. Después de la misa se salía en procesión con la imagen de la patrona, Santa Úrsula, por las principales calles del pueblo, quemándose ruedas de fuego.
Entre los festejos populares podemos citar las obras de teatro que se ejecutaban en la Plaza de la Iglesia, como el sainete en la noche del 22 de octubre de 1904, en el que interviene la banda de música de Guía. Eran obras costumbristas representadas por aficionados locales. Al finalizar la función se solían quemar fuegos de artificios y después dejar paso a los diversos bailes populares que se desarrollaban en casas particulares o en la plaza.

Los paseos a primeras horas de la tarde, con animación de la banda de música, era otro de los actos clásicos. A esta hora también se realizaban carreras de cintas, a caballo, como en 1904 que se efectuaron en la “calle de los Morales”, con cintas bordadas por varias señoritas de esta Villa”. Asimismo se realizaban diversos juegos, como la cucaña, elevación de globos aerostáticos, carreras de sacos o carreras de burro. En esta última actividad se produjo un curioso caso, en la acaecida el 24 de octubre de 1904, donde el premio consistió en 10 pesetas para aquel que llegue el último a la meta.
Un ejemplo de la manera de ejecutarse el desarrollo de estos juegos populares nos lo muestra lo acontecido en la tarde del día 9 de octubre de 1910: de dos a cuatro de la tarde habrá cucañas, carreras de sacos y juegos de la sartén, y de cuatro a las seis amenizada por la banda, carrera de cintas bordadas por distinguidas señoritas de la localidad, y en la que varios jóvenes de esta villa y de los pueblos próximos, montados en briosos corceles lujosamente ataviados, lucirán sus facultades de excelentes jinetes.” Asimismo cabe citar actos como el desarrollado en la tarde del día 20 de octubre de 1908, cuando se toreó una hermosa vaca, por el aficionado Chailla. 
Las imágenes que acompañan este artículo nos muestran como se encontraba el pueblo de Adeje a mediados de la década de los años veinte. El primer término nos brinda una floreciente agricultura, gracias al agua del Barranco del Infierno, con las viviendas alineadas a los lados de la denominada Calle de la Iglesia, hoy Calle Grande. Y donde se resalta la Parroquia de Santa Úrsula, la Iglesia del antiguo Convento Franciscano y el Ayuntamiento a medio construir. 

  Decorado festivo
Los años trajeron otros adelantos, la floreciente aviación de los años veinte y treinta, con la posibilidad de instalar un aeropuerto en el Sur de la isla, aportó un anhelo más a los decorados festivos que los fotógrafos ambulantes portaban, de fiesta en fiesta. Como es en este caso, en la década de los años treinta, en los festejos en honor de la Virgen de la Encarnación y de la de Santa Úrsula, donde este avión de lona y cartón lleva el nombre de un modelo de la época. Sobre este decorado festivo se encuentran: Francisca Suárez, Antonia Trujillo Trujillo, Teresa Toledo Esquivel, María Barrios Trujillo, Josefa Díaz y Manuel Ferrera.