Reunión en la vivienda de
la Calle Juan XXIII. 1960
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Las motivaciones para
residir al resguardo de la Montaña de Guaza, en la bahía de Los Cristianos, han
variado a lo largo de los años. Lo que a comienzos del siglo XX no pasaba de
ser un pequeño pueblo de pescadores, se ha transformado en uno de los
principales enclaves turísticos de las Islas. A finales de la década de los
cincuenta y sobre todo a partir de los sesenta el número de veraneantes de
otros puntos de la isla que visitaban el pueblo era importante, favorecido por
la construcción, a mediados de los cuarenta, de la carretera vieja del sur
hasta Los Cristianos. A ellos se van añadiendo los viajeros de la Península
Española y de algunos países europeos, al lograrse la estabilidad de las comunicaciones
marítimas con la Península y al mismo tiempo con la instauración de vuelos
charter.
A finales de 1957 llegan a
Los Cristianos tres amigos de nacionalidad sueca, Bengt Rylander, rápidamente
rebautizado por los vecinos como don Benito; Kart-Erik Henriksson, don
Carlos; y
Alf Johnsson, don Alfonso. Buscando unas condiciones climáticas que
favorecieran sus debilitados cuerpos se establecieron, en primer lugar, en el
Hostal Reverón, hasta que alquilaron algunas viviendas, como la casa de Narciso
Tavío Paz y acondicionaron la primera Casa Sueca, en lo que actualmente es
la esquina este de la calle Peatonal Estocolmo con Juan XXIII. Con
posterioridad algunos de ellos, como Inga y Bengt Rylander adquieren una casa
terrera cercana al mar, que hasta su derrumbe para una nueva edificación se
conoció por Casa Inga. Birgit Alander y Ake Wännman edificaron su propia vivienda, Casa
Ake, en la
calle General Franco, la cual habitaron en octubre de 1964; así como Ing-Britt
Niklasson y Olof Ryding quienes adaptaron otra en la actual calle Amalia
Alayón.
Casa Sueca en 1964 |
El traslado desde Suecia a
Tenerife no era un viaje ni placentero ni fácil de realizar. Tal como lo
recuerda Birgit Alander, precisó más de un día para llegar a Los Cristianos, el
martes 13 de septiembre de 1960: muy largo, muy largo, veintiséis horas en
total. Primero fui a Estocolmo, entonces había un aeropuerto más pequeño que
ahora, con coche cuatro horas; de Estocolmo en avión a Copenhague, de
Copenhague a París, París a Madrid, Madrid a Tenerife con un avión de hélice
que tardó cinco horas y media y de Los Rodeos a Los Cristianos, cuatro horas y
media Llegó para una estancia de tres meses,
sin conocer el idioma, sin haberse bañado nunca en el mar, y aquí continúa,
donde todavía reside compartiendo con estancias en Suecia.
Estos miembros de la
comunidad sueca fundaron una asociación con el nombre de “Vintersol (Sol de
invierno)”.
Asociación que fue la responsable de construir la Casa Sueca que se sitúa en El Coronel
y que se termina de edificar en 1963. Este mismo año se coloca la primera
piedra del Centro de Rehabilitación Ramón y Cajal, Clínica Vintersol, cuya
denominación “Vintersol” fue cedida por este grupo de pioneros.
Centro de Rehabilitación Ramón y Cajal, Clínica Vintersol. 1965 |
Este centro de
rehabilitación recibe sus primeros pacientes nórdicos el 7 de noviembre de 1965
y se inaugura oficialmente el 16 de noviembre de este mismo año. Para este acto
se contó con la presencia de las principales autoridades de la Isla, como el
Gobernador Civil, el presidente del Cabildo Insular, los alcaldes de
Granadilla, San Miguel, Adeje y el de Arona, Buenaventura Ordónez Vellar.
Asimismo estaba presente el embajador de Suecia en España, Carl H.
Borgenstierna; así como el Presidente del Centro de Rehabilitación Ramón y
Cajal en Suecia, Kjell Hasselgren; y el Presidente en Tenerife, Peder C.
Larsen, a quien se le concedió por el Ministerio de la Gobernación, la
Encomienda de la Orden Civil de Sanidad como reconocimiento a sus esfuerzos en
la puesta en marcha de este centro.
Su pionero Bengt Rylander,
veterinario de la ciudad de Karlshamn que padecía esclerosis múltiple, no pudo
ver culminado su sueño. Falleció en 1964 en el mismo lugar donde persuadió a la
vida para que le otorgara sus “horas de oro”, su restablecimiento, en
Los Cristianos. No sólo se preocupó de su mejoría sino que además propagó esta
buena nueva con múltiples artículos en la prensa de su país.
La integración en la vida
del pueblo de estos miembros de la Comunidad Sueca fue rápida, el personal que
los atiende, servicios y traslados, eran vecinos del pueblo. Los Cristianos ya
había traspasado la barrera de los mil habitantes. La población crecía sin
pausa, las viviendas iban en aumento tanto en calidad como en cantidad. Las
tiendas se iban multiplicando según las necesidades a cubrir. Ya se disponía de
cine, y de una amplía red de tiendas que acogieron rápidamente las necesidades
de estos nuevos vecinos de la comunidad sueca, algunos restaurantes, molino de
gofio, panadería y una incipiente comunicación por carretera a través de
servicios públicos.
Bibliografía:
BRITO, Marcos: Arona en el recuerdo. Llanoazur ediciones
BRITO, Marcos: Los Cristianos
1900-1970. Vida cotidiana y fiestas populares. Llanoazur ediciones
Muy bueno articulo Marcos Brito
ResponderEliminar.. sabes cuantos años tiene Bengt Rylander cuando llego por primera vez en Los Cristianos...