María Castellano y José Arbelo |
rque decía la gente que era un perrete, porque
era gracioso. Decían este es un perrete y el Perrete se quedó, porque era muy
alegre, y María la Perreta, porque al marido le llamaban Perrete. Lo relata Candelaria Rodríguez Morales, sobre el
apodo de estos vecinos del Porís de Abona que en el Padrón Municipal de Arico,
para el año de 1950, se inscribían con los siguientes datos: José Arbelo Yanes,
con 43 años y de profesión pescador,
casado con María Castellano Cruz, de 50 años y sus labores, y que durante años se dedicó a la venta ambulante
de pescado; se anotan además 11 hijos, José Justo, Carmen, Álvaro, Benito,
Ángel, Antonio, Guillermo, Mª Amalia, Pilar, Gaspar y Juan Julián, que contaban
entre los 18 años y los cinco meses, y que son conocidos en la zona por Los
Perretes.
La lápida del nicho de
José Arbelo Yanes, El Perrete, se
encuentra en el cementerio de Arico el Nuevo. Una muestra de la naturalidad con
la que se porta el nombrete, en los que en algunos casos se reseña en la
esquela o se graba en la lápida de la tumba de la persona difunta.
Lápida en el cementerio de Arico el Nuevo |
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