El avión Archipiélago Canario en El Bailadero |
Han
sido varios los proyectos de pistas de aterrizajes que se han quedado en este
Sur sin una ejecución definitiva, en varios casos se dispuso algún llano para
el posible aterrizaje de avionetas, hasta que en 1978 se inauguró el Aeropuerto
Tenerife Sur. El tantas veces añorado aeródromo poseyó varios proyectos para su
construcción, desde el acondicionamiento de diversas pistas de aterrizaje, como
en El Camisón de Los Cristianos o en Llano de Roja, en El Médano, donde se
inauguró, en septiembre de 1962, el Aeródromo Tomás Zerolo. O la pista
dispuesta en El Bailadero, en los alrededores de donde está ubicada la Casa del
Caminero, en Arico, lugar en el que aterrizaron dos aviones Breguets el 30 de
enero de 1924.
A finales del mes de enero de 1924 cuatro aviones del
ejercito español, entre ellos un hidroavión, realizaron el vuelo entre
Tetuán-Larache-Cabo Juby y las Islas Canarias. Aterrizaron en Gran Canaria,
donde permaneció un avión por avería, dirigiéndose los otros tres a Santa Cruz
de Tenerife, en cuya bahía amerizó el hidroavión, continuando los otros dos
aeroplanos rumbo hacía Arico, desde cuyo lugar se informaba de su aterrizaje.
Los aviadores, Bermúdez de Castro, Pardo y Martínez Esteve, en El Bailadero |
A
las 12 y 25 minutos, se divisó uno de los aviones, y minutos después, a las 12
y media, comenzó a distinguirse en la misma dirección, el otro aparato. A las
doce y media en punto, pasaba sobre el campo de El Bailadero el aeroplano
Archipiélago Canario, pilotado por el capitán Pardo, y en el que iba de
observador, el capitán de artillería, señor Bermúdez de Castro. El avión,
después de una admirable maniobra, enfiló el campo por el sur, aterrizando en
el centro del mismo y parando frente al sitio donde se hallaban reunidas las
autoridades.
A continuación aterrizó el avión Tenerife, que en el momento de tomar tierra, capotó el
aparato, sufriendo algunos desperfectos en le hélice y tren de aterrizaje. El
piloto del avión, señor Martínez Esteve, y el observador, señor Bosch,
resultaron afortunadamente ilesos. Los dos aeroplanos tardaron de esta capital
al campo de El Bailadero, ocho minutos.
A los aviadores y autoridades presentes se les
obsequió con un espléndido banquete en el domicilio del señor Rodríguez y
Díaz-Llanos. En las crónicas
publicadas sobre este acontecimiento se da cuenta del gran recibimiento que les
profesó el pueblo de Arico y las gestiones para dicha deferencia mantuvo el
Alcalde, Domingo Pérez Acosta. El pueblo se hallaba artísticamente
engalanado, luciendo originales adornos pues de esta forma la población
exteriorizaba el júbilo que aquel fausto acontecimiento le causaba. Asimismo se subraya: Merecen los mayores
plácemes todos los habitantes de Arico y muy especialmente don Francisco
Rodríguez Román y el maestro de obras don Juan Manuel Suárez, que tomaron parte
muy activa en la confección de los adornos. Además de resaltar la gran labor del secretario municipal, Sixto
Machado Martínez.
Por la tarde los aviadores y la tripulación se
trasladaron por carretera a Santa Cruz de Tenerife. Para arreglar el aparato
Tenerife se desplazaron a Arico varios mecánicos que se encontraban desmontando
otro avión averiado en el aeropuerto de Gando, en Gran Canaria. El hidroavión
regresó en vuelo a Sevilla y el resto de aviones se desmontaron y se enviaron a
la Península en barco.
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