miércoles, 2 de abril de 2014

El 2 de abril de 1930 amerizó un hidroavión en Los Cristianos

Bahía de Los Cristianos. c. 1935
 
Al final de la década de los años veinte y comienzos de los treinta se trató en numerosas ocasiones, tanto en diversas instituciones y particulares, como en la prensa, la idoneidad de ubicar el aeropuerto en la zona. Se estudió la viabilidad de instalar un poste de amarre para globos dirigibles, de utilizar la bahía para el amerizaje de hidroaviones y las llanuras de El Camisón para aterrizajes de aeronaves.
Fueron numerosas las personalidades e instituciones que se decantaron por emplazar el aeropuerto de Tenerife en Los Cristianos. En julio de 1927 la Corporación Municipal de Arona, presidida por Eugenio Domínguez Alfonso, acordó dirigirse al Presidente del Consejo de Ministros, de Gracia y Justicia y al Jefe de Aeronáutica suplicándole que en la elección de un puesto en Canarias como está aprobado para aeropuerto se tenga en cuenta las grandes ventajas que por naturaleza ofrece el de Los Cristianos, esperando se haga justicia por las Comisiones que a ello se destinen; a su vez se invite a los Sres. Alcaldes de Guía de Isora, Adeje, Vilaflor, San Miguel y Granadilla para si a bien lo tienen se sirva concurrir con las personas que quieran unirse a la reunión que se ha de señalar en el sitio a propósito previo los antecedentes que se tengan, al mismo tiempo invitarles a que telegrafíen a los Sres. Pte del Consejo de Ministros de Gracia y Justicia y Jefe de Aeronáutica al igual que lo hará esta Corporación.
En noviembre de ese mismo año el Presidente del Real Automóvil Club de Tenerife, Juan Rodríguez López le dirige un telegrama al Ministro de Fomento solicitándole la pronta ejecución de la carretera de Santa Cruz a Los Cristianos como una medida que podía acelerar el posible aeropuerto. En estos momentos había una dura pugna entre las clases dirigentes de las islas de Santa Cruz de Tenerife y de Gran Canaria para que el tan ansiado aeropuerto de Canarias estuviese en una de ellas.
Una vez declarado aeropuerto nacional el de Gando; Los Cristianos pugna por ser cede del de Tenerife. Al principio de la década de los veinte se pensó en Arico y La Cuesta. Con el tiempo se van añadiendo propuestas alternativas, donde ya participan Los Cristianos y Los Rodeos. También se barajan otras sedes, como Buenavista, Güimar, El Llano de Maja en Las Cañadas como campo auxiliar para utilizarlo en vuelos turísticos, o San Benito en La Laguna. Además de Los Cristianos, se solicitó por parte del Cabildo Insular de Tenerife ofertas de terrenos para la construcción del aeropuerto en las proximidades de Las Galletas.
Hasta finales de los años treinta, cuando se toma la decisión de que el aeropuerto fuese en Los Rodeos y que se realice uno auxiliar en El Médano, visitaron Los Cristianos algunos pilotos, ensalzando sus excelentes condiciones. Cada una de estas llegadas representó una fiesta para el numeroso público que se concentró para contemplar las evoluciones de estos aparatos.
Y entre estos estudios se efectuaron diversos vuelos de reconocimientos de los terrenos y de la bahía de Los Cristianos. Como el del hidroavión que amerizó el 2 de abril de 1930. A la cuatro y media de la tarde se posó el Dornier Wall, D. 1647 Bremerhaven de la compañía alemana Luft-Hansa, que estaba estudiando la posibilidad establecer una línea entre Europa y América con escala en las Islas.
El miércoles 2 de abril de 1930, a la cuatro y media de la tarde, amerizó en la bahía de Los Cristianos el hidroavión Dornier Wall, D. 1647 Bremerhaven de la compañía alemana Luft-Hansa. En el hidroavión procedente de Berlín, con escala en Cádiz y en Gando, viajaban, Otto Bertram, miembro de Luft-Hansa; Ernst, jefe de navegación; Bebenshat, mecánico; Baunsbard, radiotelegrafista; y el fotógrafo, Teodoro Maisch. En Los Cristianos los esperaban numerosas personalidades, entre las que se encontraban el cónsul alemán en Tenerife, Jacob Ahlers, y Juan Bethencourt Herrera, consejero del Cabildo Insular de Tenerife. El hidroavión se quedó en la bahía de Los Cristianos y la tripulación marchó por carretera a Santa Cruz, quedando a cargo del mecánico. El viernes regresaron por el aparato, con la intención de sobrevolar hasta Santa Cruz de Tenerife, pero el mal tiempo les hizo ir directamente a Gando, desde cuyo lugar regresarían a Cádiz.

Bibliografía: BRITO, Marcos: Los Cristianos 1900-1970. Vida cotidiana y fiestas populares. Llanoazur ediciones






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