Bahía de Los Cristianos. c. 1935 |
Al final de la década de los años veinte y comienzos
de los treinta se trató en numerosas ocasiones, tanto en diversas instituciones
y particulares, como en la prensa, la idoneidad de ubicar el aeropuerto en la
zona. Se estudió la viabilidad de instalar un poste de amarre para globos
dirigibles, de utilizar la bahía para el amerizaje de hidroaviones y las
llanuras de El Camisón para aterrizajes de aeronaves.
Fueron numerosas las personalidades e instituciones
que se decantaron por emplazar el aeropuerto de Tenerife en Los Cristianos. En
julio de 1927 la Corporación Municipal de Arona, presidida por Eugenio
Domínguez Alfonso, acordó dirigirse al Presidente del Consejo de Ministros,
de Gracia y Justicia y al Jefe de Aeronáutica suplicándole que en la elección
de un puesto en Canarias como está aprobado para aeropuerto se tenga en cuenta
las grandes ventajas que por naturaleza ofrece el de Los Cristianos, esperando
se haga justicia por las Comisiones que a ello se destinen; a su vez se invite
a los Sres. Alcaldes de Guía de Isora, Adeje, Vilaflor, San Miguel y Granadilla
para si a bien lo tienen se sirva concurrir con las personas que quieran unirse
a la reunión que se ha de señalar en el sitio a propósito previo los
antecedentes que se tengan, al mismo tiempo invitarles a que telegrafíen a los
Sres. Pte del Consejo de Ministros de Gracia y Justicia y Jefe de Aeronáutica
al igual que lo hará esta Corporación.
En noviembre de ese mismo año el Presidente del Real
Automóvil Club de Tenerife, Juan Rodríguez López le dirige un telegrama al
Ministro de Fomento solicitándole la pronta ejecución de la carretera de Santa
Cruz a Los Cristianos como una medida que podía acelerar el posible aeropuerto.
En estos momentos había una dura pugna entre las clases dirigentes de las islas
de Santa Cruz de Tenerife y de Gran Canaria para que el tan ansiado aeropuerto
de Canarias estuviese en una de ellas.
Una vez declarado aeropuerto nacional el de Gando;
Los Cristianos pugna por ser cede del de Tenerife. Al principio de la década de
los veinte se pensó en Arico y La Cuesta. Con el tiempo se van añadiendo
propuestas alternativas, donde ya participan Los Cristianos y Los Rodeos.
También se barajan otras sedes, como Buenavista, Güimar, El Llano de Maja en
Las Cañadas como campo auxiliar para utilizarlo en vuelos turísticos, o San
Benito en La Laguna. Además de Los Cristianos, se solicitó por parte del
Cabildo Insular de Tenerife ofertas de terrenos para la construcción del aeropuerto
en las proximidades de Las Galletas.
Hasta finales de los años treinta, cuando se toma la
decisión de que el aeropuerto fuese en Los Rodeos y que se realice uno auxiliar
en El Médano, visitaron Los Cristianos algunos pilotos, ensalzando sus excelentes
condiciones. Cada una de estas llegadas representó una fiesta para el numeroso
público que se concentró para contemplar las evoluciones de estos aparatos.
Y entre estos estudios se efectuaron diversos vuelos
de reconocimientos de los terrenos y de la bahía de Los Cristianos. Como el del
hidroavión que amerizó el 2 de abril de 1930. A la cuatro y media de la tarde
se posó el Dornier Wall, D. 1647 Bremerhaven de la compañía alemana Luft-Hansa, que estaba estudiando la posibilidad establecer una
línea entre Europa y América con escala en las Islas.
El miércoles 2 de abril de 1930, a la cuatro y media
de la tarde, amerizó en la bahía de Los Cristianos el hidroavión Dornier
Wall, D. 1647 Bremerhaven de la
compañía alemana Luft-Hansa. En
el hidroavión procedente de Berlín, con escala en Cádiz y en Gando, viajaban,
Otto Bertram, miembro de Luft-Hansa;
Ernst, jefe de navegación; Bebenshat, mecánico; Baunsbard, radiotelegrafista; y
el fotógrafo, Teodoro Maisch. En Los Cristianos los esperaban numerosas
personalidades, entre las que se encontraban el cónsul alemán en Tenerife,
Jacob Ahlers, y Juan Bethencourt Herrera, consejero del Cabildo Insular de
Tenerife. El hidroavión se quedó en la bahía de Los Cristianos y la tripulación
marchó por carretera a Santa Cruz, quedando a cargo del mecánico. El viernes
regresaron por el aparato, con la intención de sobrevolar hasta Santa Cruz de
Tenerife, pero el mal tiempo les hizo ir directamente a Gando, desde cuyo lugar
regresarían a Cádiz.
Bibliografía: BRITO, Marcos: Los
Cristianos 1900-1970. Vida cotidiana y fiestas populares. Llanoazur ediciones
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