El 17 de mayo se conmemora el santo más bailón, San
Pascual Bailón, al que se recurría en cualquier momento del año. Las promesas,
los bailones, a San Pascual
Bailón se cumplían por múltiples motivos, por mejorías de enfermedades, por
salir airoso de ciertos avatares de la vida, casamientos, partos, guerras o
viajes; o por cualquier otra facultad como padecimientos de animales, sequías,
lluvias, etc. El baile se organizaba en casas particulares o en los múltiples
salones que existían en cada pueblo. La persona que hacía la promesa se
encomendaba en buscar el lugar, de invitar a los bailadores y tocadores, y
fijar la fecha para su ejecución.
En Arona, el 17 de mayo se oficia una misa de gala en
honor de San Pascual Bailón en la Parroquia de San Antonio Abad, Patrón de la
Hermandad del Santísimo Sacramento. Las peticiones a este santo franciscano se
cumplen por múltiples motivos en demanda de su amparo. Como por ejemplo cuando
lo bailó María Luisa Hernández Reverón, vecina del Valle de San Lorenzo, que
asistió en ofrecimiento de una vecina por el pronto regreso de su padre de
Cuba. Se desarrolló en la década de los años cincuenta en un local de Pedro
Hernández, en Chindia, desde que entrabas hasta que salías tenías que estar
bailando. Tocadores y bailadores no
podían parar hasta que no se cumplía la promesa, que en algunos casos se
mantenía durante dos horas.
María García Sierra, vecina de Buzanada, también
participó en estos bailones. Como
el que se efectuó en los años cuarenta, con el deseo de que el parto de su
hermana tuviera buen fin. Yo hice una promesa por mi Corina, que en paz
descanse, cuando tuvo el niño más viejo que casi no lo tiene, y prometí un
Pascual Bailón, no parábamos, uno bailando sin pararse las dos horas. El baile se efectuó en El Morro, en la tienda y
salón de baile de Enrique Delgado, Cho Enrique, en el que también participó Dolores Toledo y Rafael
Delgado, con quien bailó María García; quien además recuerda un cantar en honor
de este santo: Dichoso Pascual Bailón/ que bailando ganó el cielo/ y se fue
a gozar de dios/ bailando en ese terrero.
Rosario Domínguez. Las Galletas |
Asimismo lo narró la vecina de Las Galletas, Rosario
Domínguez Rodríguez, quien participó en uno de estos bailes en la Cañada Verde.
Cuando yo tenía diecisiete años estábamos invitados a la Cañada Verde, por
la tarde que lo ofrecía mi tía María Rancel y el marido Ismael Donate, que era
el cabrero en La Tosca. Y fuimos al baile que ofreció ella, porque las cabras
no daban leche y después llovió y había leche a montones, por dios que si. El
Pascual Bailón lo bailamos allárriba en la Cañada Verde, estaba cho Juan
Cabrera de encargado y fue también en el día de San Juan, bailamos por la tarde
y después bailamos por la noche el baile, estuvimos bailando hasta por la
mañana. Por la tarde ejercieron la
promesa a San Pascual Bailón y por la noche festejaron la onomástica de San
Juan Bautista.
José García. Valle de San Lorenzo |
Y el último recuerdo lo aporta José García Domínguez,
José Rubio, quien nació en 1914
en el Valle de San Lorenzo. Con apenas quince años participó en un Pascual
Bailón, bailando dos horas en el salón que tenía María Pérez Reverón, con venta
y salón de baile en Los Corrales,
cercano a Las Galletas, tenían un ventucho y un salonito pa bailar y que
ellos vivían allí también. En este
Pascual, José Rubio bailó y
cantó, y añade que estuvo danzando con una chica a la que no le pudo decir nada,
se acabó el Pascual y no pude romper la palabra.
Bibliografía:
BRITO, Marcos: Arona. Tradiciones festivas. Llanoazur ediciones
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