Callao de las Cabras. Malpaís de la Rasca. Arona |
Tradiciones en el mes de San Juan
Callao de las Cabras. Malpaís de la Rasca. Arona
Punta del Callao Pestana,
también conocido por Callao de las Cabras, lugar donde el cabrero Antonio
Alayón Risco iba a bañar las cabras en el día de San Juan, no las introducía en
la mar sino que las mojaba con cubos.
El Mes de San Juan marcaba una buena parte de la tradición en la
agricultura y la ganadería. El cereal se segaba y se trillaba entre San Juan y
San Pedro; momentos de duro trabajo que se mitigaba con buen humor y requiebros,
cantares, como: Viva San Juan/ Viva San Pedro/ Tú con la pala/ Yo con el
belgo. Y en la ganadería, donde encontramos tradiciones que están
perpetuadas en la memoria colectiva de los cabreros, tal como relata Salvador
González Alayón, el llevar el ganado al mar, la suelta de los machos y el
cambio de cabrero. Para este último punto, el acuerdo tácito exigía que si el
dueño no quería que el cabrero siguiese con la manada, tenía que avisarle tres
meses antes, pero sí el cabrero se quería ir le podía avisar la víspera de San
Juan. El amo tenía corral y finca, y casa, y el cabrero no tendría donde
llevar las cabras, y a lo mejor ni casa. El cabrero saliente, el que estaba con
la manada partía, si eran al partir ya, pues a la mitad. El cabrero era el que dividía la manada, la igualaba, y el que escogía una de esas dos partes era el
cabrero entrante, o el dueño.
Otra costumbre, por San Juan, consistía en trasladar
las cabras al mar antes de coger macho. Porque antes de soltarle los machos
bañaban las cabras y enseguida que les soltaban los machos que quedaban
cogiendo macho y el día de San Juan las bañaban. Y sin ser el día de San Juan
la cabra que la tires tú al agua salada, las mías nunca tal, pero a mi abuelo
me acuerdo verlo llevarlas a la Punta de la Rasca y a tirarles agua allí. Los
machos no los bañaban, los dejaban amarrados fuera y después los soltaban. Tanto su padre como Salvador no llevaron nunca las
cabras al mar. Si lo hizo su abuelo Antonio Alayón Risco, quien las trasladaba
a la Punta de la Rasca. En este caso, y en la zona, según relata Salvador, no
se introducían las cabras en el mar, sino que con cubos se les echaba agua por
encima, salvo los machos, que no se llevaban.
Asimismo, por el día de San Juan, se solía soltar los
machos para cubrir las cabras. De antes, el día de San Juan, o el día
veinticinco, pero mi padre, ese año, el año veintisiete, se los soltó en el día
de Santiago [25 de julio], porque
el veintiséis y el veintisiete fue malo. Eran años que no llovió y se aprovechó la cosecha de tomates para
retrasar el nacimiento de las baifas. Antes cuando había recentales era pa
navidades. Esta práctica ha variado
ligeramente, pues según relata Salvador se comenzó a adelantar la suelta de los
machos, por los años cuarenta. El que pegó primero a echar de madrugada era
este que estaba aquí en Las Burras, José Toledo, a ese ya le estaban criando en
el mes de octubre. Con lo que si las cabras están gestando cinco meses, menos
unos días, ya quedaban preñadas en mayo. Esta costumbre también la siguió Salvador, llegándose a dar el caso de
algunos años comenzar a hacer queso a comienzos de octubre.
Bibliografía:
BRITO, Marcos: Salvador González Alayón. Un
cabrero para la leyenda. Llanoazur ediciones
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