miércoles, 28 de agosto de 2013

Festejos de San Roque y San Agustín. Década de 1920



  Romería de San Roque, 2001

El Municipio de Vilaflor asoma a la década de los años veinte rondando los mil quinientos habitantes, con su vida cotidiana volcada entre la agricultura y la ganadería; tierra de pastores y de cabras; tierra de lentejas y de trigo, de papas y de higos; de buena carne y de buen vino para acompañar los festejos que, en honor de San Roque y San Agustín, se conmemoran en los últimos días del mes de agosto. Década de los años veinte donde las escuelas estaban ubicadas en casas alquiladas para tal menester, la de niños deambuló entre La Cruz, La Ladera y después en la Calle del Medio; la de niñas en las Cuatro Esquinas. El Hotel de San Roque lo regentaba José García Amador; un molino de gofio y una fábrica de gaseosa poseía José Miranda; y unas cuantas tiendas como las de Roberto Díaz, José García o la de Fernando Pérez.       
Los festejos que se desarrollaron en Vilaflor a finales de la década de los años veinte, se solían celebrarse en dos o tres días, entre el 26 y el 28 de agosto. La noche del 26 se anunciaban con voladores, al tiempo que las parrandas, que iban llegando de los pagos cercanos y de algunos pueblos vecinos, ya afinaban cuerdas y gargantas. Algunos años, como el de 26 de agosto de 1926 una cabalgata de gigantes y cabezudos recorría las calles del pueblo; cabalgata que en 1928 se efectúo en la tarde del día 27, una vez iniciados los actos religiosos de la mañana. Los inicios eran más frecuentes el día 27, con una función religiosa en la ermita de San Roque para con posterioridad trasladar la imagen de San Roque en procesión hasta la Parroquia de San Pedro Apóstol, acompañando el recorrido los voladores y los repiques de campana. A su llegada se efectuaba un panegírico en su honor, que normalmente lo ofrecía un párroco de un pueblo vecino, como en 1928 que lo celebra el de San Miguel de Abona. O como el efectuado al año siguiente, donde la misa fue amenizada “por el trío que dirige el señor Morales, tomaran parte las autoridades, hermandades y el pueblo en masa. El recorrido del santuario al Templo se hará entre voladores y repiques de campanas, ocupando a continuación la sagrada cátedra el párroco de la localidad, don José Uriarte. Terminada la función religiosa se inaugurará el magnífico bazar, organizado a favor de las obras de la iglesia parroquial.” Obras de restauración que se venían solicitando desde hacía varios años, por el mal estado general que presentaba la Parroquia.
San Roque
El día 28, festividad de San Agustín y día grande de los festejos, se oficiaba una misa a primeras horas de la mañana y después se realizaba la procesión con las imágenes de San Roque y San Agustín. Momentos de devoción y máximo fervor, tal como lo plasmaba la prensa de la época: “Todas las mujeres sacaron de sus baúles el traje solemne, flamante y de color vistoso. La plaza de San Pedro estallaba de alegría. Las cajas de turrones se vaciaban; giraban sin cesar las ruedas en los puestos de rifas; los naipes renegridos se barajaban entre pilastras de monedas de cobre; corría el vino por las mesas, manchando los trajes nuevos; el olor de la carne adobada se difundía en la tarde tibia; la gente se agrupaba para presenciar un baile o una graciosa carrera de burros. De pronto, en la alegría de la Plaza de San Pedro, voltearon solemnes las campanas. San Roque volvía a su ermita, subiendo el camino en cuesta, largo y terroso. Las mujeres se preparaban a cumplir las promesas. Había que subir desde la iglesia de abajo hasta la ermita, acompañando de rodillas al santo.”      
Con posterioridad los actos populares invadían la plaza de la parroquia y sus aledaños, verbenas y representaciones teatrales por aficionados del pueblo no faltaban en cada uno de los días. De esta última resaltar la puesta en escena el día 28 de agosto de 1928 de la “función teatral a cargo del cuadro de aficionados de este pueblo, poniéndose en escena el drama de Manuel Cano Fuentes, Bajo el Cristo del Perdón.” Y donde intervinieron María León, Fulgencio Hernández, Raúl Fumero, Domingo Hernández y Dolores Hernández.
Otros actos populares que se desarrollaron en estos años fueron una tirada de pichón, o las carreras de cintas en coche, como la del 28 de agosto de 1928, “A las 17, carrera de cintas en automóviles, ocupados por distinguidas señoritas. Para este número han sido invitados todos los propietarios de coches de Vilaflor y pueblos comarcados. A las 18, desfile de todos los automóviles que hayan tomado parte de la carrera.” Vehículos que ascendían desde Granadilla de Abona por una serpenteante pista que se había terminado recientemente.
Reseñar dos veladas literarias que se celebraron en 1928 y al año siguiente. El primer año se efectuó por vez primera en Vilaflor una fiesta literaria de este tipo. “A las 15, Fiesta de la Región Sur, en la que estarán representados todos los pueblos de esta zona por bellas señoritas, las que leerán los distintos trabajos que para este festival ha remitido cada pueblo.” 
San Agustín, 2008
Esta fiesta tuvo como presentador a Manuel Rodríguez Escalona, escritor nacido en Cuba, que se asentó en Vilaflor a comienzos de la década de los años veinte y que tanto escribió glosando las excelencias de este pueblo. Participaron la escritora, vecina en esos años de Granadilla de Abona, María de las Casas Pérez; el abogado Leoncio Pérez; el poeta Germán Fumero Alayón, que tanto representó para el pueblo de Vilaflor, donde ejerció múltiples cargos, como el de Alcalde o Juez Municipal; y el médico Antonio Pérez Díaz; cerrando el acto Isabel Fraga y María Fumero de León que leyeron sendos trabajos de Juan Pérez Marrero y A. Hernández Mora. 
Romería de San Roque, 2011
Las parrandas y los bailes no faltaban en todos estos días de esparcimiento. Cualquier lugar era apropiado para iniciarlo, sobre todo sobresalían los de la plaza de la Parroquia y los del Casino. Como se recoge en el programa de 1928, el día 27, a las tres de la tarde, se efectuaron los festejos populares en la plaza del general March; y a las ocho de la noche se inicia la verbena en la misma plaza que como tal se designó en 1912, por el entonces Capitán General de Canarias, Emilio March. Asimismo de este año hay una referencia a un baile organizado en los salones del “Casino Villaflorense”; sociedad recreativa que se había formado tres años atrás y que contaba como presidente de honor al viejo y estimado poeta Germán Fumero Alayón, y como presidente al maestro, Manuel Cáceres.  
Años veinte de festejos austeros, determinados con la devoción que se profesa en buena parte del Sur por San Roque y San Agustín; organizados por miembros de la Corporación Municipal y vecinos prestos a cualquier bien colectivo, como la comisión de 1929, que estaba presidida por el Alcalde, Fulgencio Hernández y que la completaban: Andrés Fumero, Emeterio Martín, Antonio Domínguez, Manuel Rodríguez Escalona, Francisco Lorenzo, Cipriano Cano, Raúl Fumero, Federico Siverio y Eloy Lorenzo. 




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