Club Deportivo Marino con el becerro. Los Cristianos, 1948 |
De
la introducción del deporte del fútbol en el Sur de la Isla se han encontrado
referencias desde la segunda década del siglo XX. En el Municipio de Arona se
comenzó a practicar a finales de la década de los años veinte, pero es a
comienzo de los años treinta cuando adquiere cierta entidad y regularidad. En
esta última década, al igual que las dos siguientes son años de altibajos, de
encuentros amistosos, muchos de ellos celebrados en los días de las
conmemoraciones de las fiestas patronales, de torneos relámpagos, de homenajes,
de excursiones organizadas desde Santa Cruz de Tenerife, en la que además del
equipo se desplazaban amigos y familiares, donde después del juego se preparaba
alguna comida y bailes entre los componentes de las dos aficiones.
Para su práctica se
utilizaba cualquier espacio, en las calles, en las plazas, en cualquier llano o
huerta que se preparaba para la práctica del fútbol, como en Arona, que se jugó
en Túnez o en el Sitio de los Alemanes. E incluso, como lo hacía el C. D.
Marino de Los Cristianos, en un calentador de Las Salinas del Guincho. En las
décadas de los años treinta y cuarenta el fútbol surge y resurge continuamente,
se constituyen equipos, se deshacen, se vuelven a formar. En 1933 se tiene
constancia de tres quipos en el Municipio de Arona, el Arona FC; el Marino FC,
de Los Cristianos; y el Valle FC, del Valle de San Lorenzo.
Entre los fundadores del C. D. Marino se encontraba Nicomedes Martín Melo, quien recuerda algunos de aquellos jugadores: Juan “El Chato” y José “El Obispo” García Martín; “Pepe Chara”; Chano Ferrera; Eliseo Reyes; Mariano Melo Tavío; Carmelo y Juan (de la Caleta de Interián); o Antonio “El Santacrucero”. El equipo solía reforzarse con algunos jugadores procedentes de Alcalá. En esta época las funciones de entrenador las realizaba el que fuera jugador del Tenerife, Miguel Bello Rodríguez.
Entre los fundadores del C. D. Marino se encontraba Nicomedes Martín Melo, quien recuerda algunos de aquellos jugadores: Juan “El Chato” y José “El Obispo” García Martín; “Pepe Chara”; Chano Ferrera; Eliseo Reyes; Mariano Melo Tavío; Carmelo y Juan (de la Caleta de Interián); o Antonio “El Santacrucero”. El equipo solía reforzarse con algunos jugadores procedentes de Alcalá. En esta época las funciones de entrenador las realizaba el que fuera jugador del Tenerife, Miguel Bello Rodríguez.
En febrero de 1948 se jugó
un torneo que disfrutó de gran repercusión. La gran rivalidad, sobre todo entre
el Marino y el Arona, y la originalidad del trofeo, un balón y una ternera, han
hecho que este torneo, jugado entre los dos equipos citados, más el Igara, de
Cabo Blanco y el Villamar de Las Galletas, se recuerde en la actualidad como el
partido del becerro.
Se jugó con el sistema de
liga, a dos partidos entre cada uno de los equipos, uno en cada campo de juego
de los barrios citados. Se ha encontrado algunos de los resultados que se
produjeron entre estos cuatros equipos. En los primeros días de febrero el
Marino había empatado a un gol en el campo del Igara; y el Arona derrotaba al
Villamar por 9 a 1. El partido clave, y por el que se conoce por el partido
del becerro,
fue el disputado a mediados de febrero. El Marino llegó con tres victorias y un
empate, y con la ventaja de que si lo ganaba conseguiría el primer puesto de
esta liguilla y se hacía propietario de este peculiar trofeo, donado por José
Antonio Tavío. Ganó el equipo de Los Cristianos por cinco goles a cero, y se
produjo tal euforia que la noticia transcendió más allá de este Sur de la Isla.
Este torneo finalizó con la disputa, en Los Cristianos del encuentro entre el
Marino y el Igara, ganando el primero por 5 goles a 2. Y en el último partido,
en Cabo Blanco, se produjo un empate uno entre el Igara y el Arona, con lo que
este último quedó subcampeón.
La fotografía del equipo
del C. D. Marino fue tomada en Los Cristianos, en la carretera general a la
altura de la Plaza de Ntra. Sra. del Carmen. Se obtuvo un día después de
disputarse el citado encuentro del cinco a cero, tal como relata uno de sus
integrantes, Sebastián Martín Melo. En esta fotografía se recoge: 1. Juan
Infante. 2. Agustín Ledesma. 3. Juan Marcelino. 4. Ismael Valentín. 5.
Sebastián Martín. 6. Graciliano Valentín. 7. Eustaquio Domínguez. 8. Manolo
Ledesma. 9. Antonio Ledesma. 10. Ignacio García. 11. Pedro Peñalver. 12.
Segundo Fumero, presidente. 13. José Antonio Tavío, donante del becerro. Además
de estos nombres, colaboraban en la dirección del equipo, Veremundo Martín, que
en esos años era el maestro de la Escuela Unitaria de Niños de Los Cristianos;
Francisco Sierra; Juan Bello y José Martín. Al cuadro de jugadores habría que
añadirles los nombres de Herrera, Victoriano, Juan Marcelino “Alemán”, Argelio,
Torres y Sierra.
No se ha encontrado la
lista de los jugadores del Atlético Arona que disputaron este encuentro, pero
si que a finales de los años cuarenta su presidente era Antonio Domínguez
Alfonso, quien contaba con la colaboración de José Manuel Calamita, Eladio
Frías, José Alayón y Eugenio
Domínguez. Ya se jugaba en el campo de El Calvario y disponía de una larga
lista de jugadores como Valencia, O´Donnell, Juanillo, Guirgui, Brito,
Calamita, Fumero, Linares, Alemán, Ricardo, Panchillo, Correa, o Manay.
Invitación para la comida del becerro |
De la rivalidad que siempre
existió entre el Atlético Arona, “El Furia”, y C. D. Marino se muestra en este
encuentro y los incidentes que surgieron a su finalización, como así queda
reflejado en los versos de Isaías Pérez publicado en la revista “Ansina” de
marzo de 1996, y del que entresacamos: “(…) La Playa en peso subió p´Arona/
y en el campo había gente/ del Roque y de La Escalona/ Los de Arona daban
todos/ el partido por ganado/ pues pa comerse el becerro,/ mucho vino y muchas
papas/ en el Norte habían comprado (…) Cuando se acabó el partido/ empezaron
los problemas/ porque decía Juancito,/ que terco como un perro,/ que p´Arona
era el trofeo,/ el tan ansiado becerro./ Al difunto Paco Sierra/ se lo llevaba
el demonio/ y le decía a Juancito/ “si tú no me das el bicho/ se lo digo a José
Antonio.”/ Al final hubo cordura/ y entregaron el becerro/ y el bicho llegó a
La Playa/ en medio de un gran festejo/ Hubo quien cantó folías,/ isas y
seguidillas/ y los más creyentes fueron/ a la iglesia de rodillas./ En la casa
de Felisa/ el animal perdió la vida/ y mucha gente degustó/ tan suculenta
comida./ La preparó Amador, que ya no está entre nosotros/ al igual que otros
amigos/ que vivieron ese día. (…).”
La ternera sirvió para
preparar una suculenta comida y organizar una gran fiesta. Parranda, bailes y
un reguero de voladores poblaron la tarde y la noche del domingo 29 de este mes
de febrero de 1948. Se celebró en el local de la Sociedad del Club Deportivo
Marino, que estaba inscrita en el Gobierno Civil con fecha del 13 de junio de
1947; y que en aquel entonces se ubicaba en la casa de Felisa Melo Martín,
situada en lo que hoy es la calle Juan XXIII. Fue tal el entusiasmo que generó
este hecho, que incluso la directiva del Marino cursó invitaciones para este festejo.
Documentación: BRITO, Marcos: Los
Cristianos 1900-1970. Vida cotidiana y fiestas populares. Llanoazur
ediciones
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