jueves, 19 de septiembre de 2013

La Mariposa, una historia entrañable


 
María Romualda, Salvador y la Mariposa. El Monte, enero de 1953


La leche, el primer y más duradero vínculo alimenticio, provenía en este Sur de la cabra. Su ubre siempre estaba disponible, recién ordeñada: sola, con sal, azúcar, pan o gofio. Y ante la ausencia de leche materna también se empleaba esta leche. Salvador, al igual que sus hermanas Isabel y Paulina, fue alimentado de esta manera, mamando directamente de las ubres de la Botona. Provenía de la manada que tenía su padre cuando trabajaba en Llano Azul, continuó con la familia en el traslado a Cabo Blanco y a Cañada Verde donde nació Salvador, y donde falleció la Botona.
La hija mayor de Salvador y doña Ofelia también se alimentó, mamando también directamente de las ubres, hasta los siete años, cuando comenzó a ir a la escuela pública de Las Galletas. En la fotografía, tomada en El Monte en enero de 1953, se aprecia la postura que tomaba Salvador cuando la niña era pequeña, comenzaba limpiándole la ubre a la cabra, sentándola sobre sus muslos, aquello es de las primeras veces que pegué a darle y pegarla y quedarse mamando, pero no dejarla jartar. Vera usted que pa eso pa criar con leche cabra, cambiar !eh¡, la deja mamar un rato y después le daba la madre, lo poco que daba y después un agüita de arroz. Ya cuando María Romualda era un poco mayor, la Mariposa se acercaba a ella para que mamara, yo venía de abajo de Punta Rasca, del Faro parriba, yo llamaba la Mariposa, venía donde estaba yo, la manoseaba, le espuntaba con leche la teta y ella salía en busca de María Romualda, jugando allí en Bebederos, donde está el árbol grande, ella asomaba por arriba del Morro los Perros p’acá y desde que la vía venir ahí iba a encontrar, ya se paraba, se cogía de un lado, mamaba de una teta y de otra, y la cabra rumeando o remoliendo como solían decir y la lambía, le lambusaba la cabeza y tal.  
La manera de llegar la Mariposa a la manada de Salvador es fiel reflejo del entramado social de agradecimientos y de intercambios de baifos que se producía, ya sea entre los cabreros o con aquellos que sólo tenían algunas. La Mariposa procedía de una cabra que vino engendrada de Las Palmas, en una cabra negra estañaá que trajo don Paco Medina, que se la mandaron de regalo, una machorrita, y parió tres,..., dos baifas hembras y un baifo macho. Pero no fue directamente Francisco Medina, residente en San Miguel, quien se la dio a Salvador, sino Fulgencio Hernández, se la pidió a don Paco Medina, y el baifo pa traermelo a mí, yo devolví después, ¿no?, y a él también lo recompensaba,.... Recompensé a don Paco con dos recentales y a don Fulgencio le daba otro, porque agradecido, porque si tú estas en Los Cristianos y sabes una cabra que es buena y me traes una baifa,¡caramba!, no es pago con muchas gracias.
La Mariposa era una cabra fore, una cabra variá, pero no de mucha altura, cuerpo largo y corto. Poseía un cogotito largo y después los cuernos, los cuernitos no eran muy largos y después arqueados así, esa fue la maldad después de ella, y un ubre, pues poco le bajaba de las corvas, muy bien ubrada, ¡fuerte cabra leche!. Era fore y después una lista, como la madre, por un lado. Comenzó a darle de mamar a María Romualda cuando estaba en su segundo parto, era machera, criaba muchos machos. La narración que se transcribe nos describe lo acontecido alrededor de 1960, el sentimiento de una niña por los animales, su amor por una cabra en la que mamó. Se ha querido plasmar este diálogo completo, tal cual lo narró Salvador, rico en detalles, abundante en matices. Oírselo contar es verle la luz llegarle al rostro, la sonrisa estrenarse una y otra vez, es contemplar su emoción contenida a través del brillo reciente de sus ojos.

Pues verás que cuando yo la cambié por otra, y cuando vino de la escuela, que iban a Las Galletas a la escuela, caminando, y nada pues que mi madre le dijo que yo había cambiado la Mariposa por otra cabra y ella fue arriba, llegando allá arriba a la línea de don Alfonso, no se si recuerdas ver un coche quemado al lado de la carretera bajando pa Las Galletas, y allí estaba yo con las cabras, y otro chico, Toñito, que era de uno de Las Palmas que tenía unas tres cabras con las mías, y estaba ai conmigo y ese día me cuadró, mire, María Romualda llegó con los ojos parecían dos charcos de agua, colorados, ¿qué te pasa María Romualda?, abuela me dijo que usted quitó la Mariposa por otra cabra, yo no quiero sino mi Mariposa. Pues vetete p’abajo María Romualda que de aquí a la noche está la Mariposa en casa.
Luego ese día me dijo mi hermano que dejara entrar las cabras a los tomateros allí al rodesmo, del túnel hasta abajo donde está saliendo el revuelto, era una tomatera ya vieja llena de revuelto y aquellas paredes llenas de marmojallos, era un año que no había llovido, llovió poco, y ese día iba con fin de que las cabras entraran allí. Dije: Toñito te vas palalto del rodesmo que allí hay entodavia una chocita, cuidado que las cabras no se metan por el túnel y se van pa La Laguneta. Y nada pues que voy a buscar la Mariposa.
(…)
Y así regresó la Mariposa, ya con unos nueve años, a su casa de siempre, a la que llegó siendo una baifa, y en la que estuvo hasta los 16 años, y aún con esa edad, ese último año crió un baifo. Miguel Rodríguez era un marchante de ganado, pa matar y negociar, él vivía allí en El Calvario, en San Miguel, se llevó las dos cabras y la oveja a cambió de otras tres cabras. La quité porque le hice ver a María Romualda el porqué la vendía, porque a las cabrillas, a las cabras nuevas o cabra que fuera alante de ella le tiraba, y como eran los cuernos así, la enganchaba y cuántas me dejó cojas. Los cuernos no eran muy grandes y eran engarrotaditos y no sé como tiraba así y enganchaba y es como el que coje un gancho pa tirar por otro y las tiraba y las dejaba cojas y después María Romualda contempló eso un día que fue con ella, ¿ves tú María Romualda?. Yo quería mucho a mi padre y a veces me acuerdo del, pues dice, pues véndala. Le avisé a Miguel Rodríguez y vino por ella y se la llevó. El recuerdo a su padre viene motivado porque él dejó morir a una cabra de vieja, la Melaá, cosa que Salvador no pudo hacer con la Mariposa por su carácter arisco con el resto de la manada.

Esta práctica de alimentar a niños con leche de cabra, mamando directamente de la ubre, no era un hecho excepcional. Salvador nos relató otro caso, el de dos hermanos en El Monte, algunas décadas antes de trasladarse su padre a esta propiedad. Que sepa por el señor Isidoro Rancel Rodríguez, el hermano José y no sé, yo creo que era Ismael, se criaron en una cabra allá en El Monte, estaba señor Miguel Rancel de cabrero con doña Clara. Además de los que nos pueden relatar otros cabreros. También se conoce una baifa que se crió, en Oroteanda, alimentándose de la leche de una mujer.

Bibliografía:
BRITO, Marcos: Salvador González Alayón. Un cabrero para la leyenda
. Llanoazur ediciones

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Fonda Aeropuerto. Los Cristianos, mediados década de 1930

 
  Fonda Aeropuerto, mediados década de 1930



Con anterioridad a los festejos de Los Cristianos de septiembre de 1932 ya estaba abierta la Fonda Aeropuerto, con posterioridad Pensión Reverón, siendo el primer establecimiento hotelero de Los Cristianos, no contando como tal unos cuartos que alquilaba para dormir, disponibles desde comienzos de siglo, en la casa de Leopoldo Domínguez Fumero. La fecha de su apertura, aunque no se conoce con exactitud, habría que situarla en los meses cercanos al comienzo del verano de 1932. Se ha encontrado una serie de hechos que nos hacen pensar de ese modo. Según el Padrón de Habitantes que obra en el Archivo Municipal de Arona, Antonia Reverón Sierra y sus hijos, Antonio, Lucia, Juan y José Miguel Reverón Sierra, residían en 1925 en el Valle de San Lorenzo y en 1930 en Las Galletas. Este mismo año, y según acta de acuerdo municipal del 13 de junio, se le autoriza a construir una casa en el puerto de Los Cristianos. Un hecho luctuoso nos acerca al inicio de la actividad hotelera, fue el lamentable accidente que sufrió Antonio Melo Melo mientras trabajaba en el acondicionamiento del inmueble, y que le llevó a su muerte el 13 de marzo de 1932.
Otro dato que apunta una aproximación de cuando fue su apertura lo aporta la invitación, que realizó Juan González San Juan, a un grupo de jóvenes de Arona a pasar el día 1 de agosto de 1932 en Los Cristianos, donde fueron obsequiados con un espléndido almuerzo en el nuevo hotel que acaba de construir doña Antonia Reverón. El primer nombre que recibe este centro de hospedaje es el de Fonda Aeropuerto, como así se recoge en una de las fotografías, donde además se aprecia las iniciales de Antonia Reverón. Aquí su propietaria se adhiere al sentir de numerosas personalidades e instituciones que proponían se tuviera en cuenta las llanuras de El Camisón para la instalación del aeropuerto de Tenerife. Por este motivo aterrizó, en una improvisada pista cercana a las salinas de El Guincho, una avioneta pilotada por el aviador Augusto Puga, ofreciéndole el Ayuntamiento un almuerzo en la Fonda Aeropuerto, el 11 de octubre de 1933.
Con esta denominación de Fonda Aeropuerto se mantuvo por lo menos hasta traspasar el ecuador de la década de 1930. Como se recoge en un artículo de Juan Pérez Delgado, al comentar las aspiraciones de contar con un aeropuerto en El Camisón, por algo la fonda de este lugar se denomina El Aeropuerto. Y con fecha 1 de abril de 1936 se emite una factura para el Ayuntamiento de Arona por diversos gastos de 1934 con la denominación de Fonda Aeropuerto.

BRITO, Marcos: Los Cristianos 1900-1970. Vida cotidiana y fiestas populares. Llanoazur ediciones


lunes, 16 de septiembre de 2013

Elaboración tradicional del queso de cabra



Maruca Cabrera. Casa del Conde, 2001

De la cabra, que en estas tierras del Sur ha sido el sustento de numerosas familias, se aprovecha casi todo, la carne, la leche, el cebo, la piel y hasta su estiércol. Y sobre todo su leche, transformada en queso a través de esas manos prodigiosas de las mujeres de los cabreros, que eran las responsables de que cada uno de los pasos para convertir el líquido en sólido. Y en este caso la narración la aportan dos de estas mujeres, Ofelia Pérez Díaz, tristemente fallecida, esposa de Salvador González Alayón, y que transitó por los Municipios de Arona y San Miguel de Abona. Y Josefina Cabrera Bethencourt, Maruca, esposa de José Trujillo González, que desde su Vilaflor natal pasó por La Tarraza, en Arona, para establecerse en la Casa del Conde de Granadilla de Abona a partir de comienzos de los años sesenta, y donde todavía lo sigue elaborando. 
La cantidad de leche que se obtiene de cada animal, depende de su raza, de los pastos. Una manada yo creo, así sueltas por áhi promediando a dos litros por cabeza, a dos litros y medio, es estar bien. También habían otras que sobrepasaban esos litros, pero no era lo normal en un animal en pastoreo extensivo.
Para que la leche cuaje se necesita un coagulante, tradicionalmente se ha utilizado el estómago, el cuajo del baifo; en el Sur de Tenerife se han encontrado referencias a cuajos vegetales pero han sido testimoniales. Antes de sacrificar el animal, a los pocos días de nacer, se le hacia beber bastante leche para que su estomago estuviese lleno. También, y para tener mayor seguridad de limpieza y de higiene, y que en su interior no tuviese ningún resto de tierras o de otros alimentos, se le daba la vuelta al cuajo, se limpiaba y a continuación se llenaba con leche. Después eran colocados en sal, alternando camada de cuajos y otra de sal, de esta manera se mantenían hasta un mes para con posterioridad sacudirlos, quitarles la sal y dejarlos secar a la sombra, colgados en el cañizo del cuarto de la leche.  

  Ofelia Pérez. Cañada Verde, c. 1990
O situándolos a los rayos solares directamente, como así ha preferido hacerlo Maruca. `De sal hace pocos años, se sacaban al sol, puestos en un palo, los poníamos, si eran cuatro o cinco, en un palito. Áhi en la Casa del Conde el palito lo ponía debajo de las tejas, porque la sal hace pocos años, nada más que al sol, y para mi es mejor al sol que en sal.`
Con un trocito de unos tres centímetros de este cuajo, se pueden espesar unos cincuenta litros de leche; con siete litros de leche obtendríamos un kilo de queso. La cantidad la marca la experiencia, si se le echa poco se obtiene menos queso, si es más, se puede descomponer. Por la mañana se deja ese pedacito en remojo, en agua y sal, y cuando se ordeñe al mediodía se machaca en el mortero y se mezcla con la leche y se deja reposar, una media hora, y se obtiene la cuajada, lista para su paso al aro sobre la quesera, y el suero que se aprovechaba tanto como alimento humano como para los animales.
La esencia de la leche, al echarle cuajo, es remover bien, porque si no se le da sino un palo, cuaja trozos si, otros muchos no. Porque el queso que tú partías, que si alguno has comprado y ves vetas negras es porque no fue bien revuelta. Se remueve con una “lata”, con un palo, que bien pudiera ser de duraznillo, de brezo o de balo, con movimientos en principio lentos para con posterioridad realizarlos más rápidos, al mismo tiempo que se introduce poco a poco el palo. Y poco a poco, y dando, y cada vez más fuerte y cada vez más fuerte y cuando llegues abajo das fuerte y antonces lo del alto llega abajo, porque como remueles ves tú que sale, formas un remolino. Los utensilios tradicionales para esta labor han sido aros de cinc, de latón, y la quesera de madera, acondicionada para realizar de uno a tres quesos, era lo más frecuente.
El tamaño del queso para su venta se ha adaptado a las preferencias del mercado, a comienzos del siglo veinte era usual realizarlos de siete o nueve kilos, así nos lo narró Salvador González Alayón: `cuanti mayores mejor, cuando el queso pa secar, pero ya después tuvimos que coger la ruta de bajar eso, porque pa tú vender en la tienda si lo hicieran de a kilo mejor. De antes un queso siete kilos, siete y medio, bueno, porque eso pa secar, ¿no?, porque después le queda más masa. Pero ya nosotros a lo mejor hacíamos hasta seis quesos, compartiendo de a dos kilos, de a tres kilos, lo querían más en los mercados`. Asimismo se han adaptado a añadirles, o no, sal, según las peticiones de sus consumidores.
Cañizo con quesos y cuajos. Casa del Conde, 2004
También por las primorosas manos de Maruca ha transcurrido el proceso de curarlos. Antes nos encargaban familias que siempre les curábamos dos o tres quesos, y se lo dejábamos curar y yo le ponía el aceite y le daba el pimiento molido. Orearlo quince o veinte días y dejarlo en aceite de oliva una semana, o un par de días, se saca, se deja que escurra el aceite y darle pimentón o gofio. O ahumarlos, como lo realizaba Ofelia en la Cañada Verde, quemando pecas secas, previamente mojadas para que aportaran mayor cantidad de humo.  
Y después toca la comercialización, como ejemplo recojamos por los momentos y lugares por los transcurrieron José y Maruca. En la década de los años cincuenta, se lo pagaban a 18 pesetas el kilo; así fue en su estancia en Vilaflor y en Arona, incluso cuando en los sesenta llegaron a Granadilla. Y después al año, a veinte, después subió. Dicen que le iba a subir un duro, subieron a veinticinco, y después en sesenta pesetas estuvo mucho tiempo, y después subió, y ahora a ochocientas cincuenta pesetas.
En Vilaflor se lo vendían a Pepe Fuentes que tenía un comercio aquí en Granadilla, lo tuvo primero en Vilaflor, allí en La Cruz´. En su etapa de estancia en La Tarraza, Arona, lo solían llevar a San Miguel, a Rosario García, a Elvira Rodríguez; o a Las Galletas para las tiendas de Agustín Fumero y Fernando Salazar; en Aldea a Valentín Alonso. Y en Granadilla se lo recogía José González y en la actualidad su hija Consuelo González.
Para trasladarlos a San Miguel desde La Tarraza tenían que llevarlo al hombro hasta Cho y allí coger la guagua. La costumbre era cargar con los siete quesos de la semana, y cada uno rondaba los nueve kilos. ´Siete quesos, iba el cajón encolmado, los curados los ponía empinados y los otros echados, y en Cho los recogía la guagua de Agustín Reyes, que era la primera que salía parriba, me subía y pa San Miguel, se lo vendía a Flora, se lo vendía a otros`.
Para esta alquimia de la naturaleza se parte de una excelente materia prima. Cabras acostumbradas a comer lo que hubiese, seco o verde, capaces de transformar la conejera, la rosquilla, la marañuela, la maravilla, el trébol, el corazoncillo, la cerraja o el marmojallo, en ese manjar blanquecino. Pero también en adaptarse a la más terrible de las sequías y alimentarse de higos picos barridos, piteras, o de las palas de las pencas. Cabras capaces de atrapar de la necesidad, su esencia, y devolvérnosla repleta del sabor y del aroma de la leche.

Documentación:
GARCÍA GONZÁLEZ, Leticia. BRITO, Marcos: Casimiro Díaz Hernández. De la trilla al ordeño. BRITO, Marcos: José Trujillo González. Maruca Cabrera Bethencourt. Cumbre y costa en la memoria. BRITO, Marcos: Salvador González Alayón. Un cabrero para la leyenda. Llanoazur ediciones


domingo, 15 de septiembre de 2013

Manuel Brito Cabrera, “El Nudio”

 
Manuel Brito Cabrera, El Nudio

Manuel Brito Cabrera, El Nudio, vecino de Guía de Isora, era un parrandero imprescindible en la organización de cualquier festejo, como ese día que se conmemoraba en septiembre, el domingo siguiente a los festejos de Nuestra Señora de La Luz. Se celebraba una misa, una procesión y bailes en la plaza, organizados por Manuel Brito, y que fue conocida por la Fiesta Chica o la Fiesta del Nudio, hasta que en ese domingo de 1955 fallece Manuel Brito. Y ese fue el último año de esta celebración, se fue El Nudio y se acabó la fiesta.
Estas circunstancias las recuerda María Rodríguez Torres, vecina de Chajajo, en presencia de dos hijas de Manuel Brito, Agustina y Conchita Brito Rodríguez, quienes heredaron el sobrenombre de su padre, por lo que son conocidas por Las Nudias. En la finca de tía Florinda, en Los Hoyos, se subió arriba de un eucalipto, era un muchachito de siete o seis años y estaba con la tía, que era Florinda, y se cayó y pasaba una señora de Chío. Todo eso me lo contaba madre Agustina cuando nos reuníamos ahí en la zapatería. Y dijo la viejita cuando lo vio en el suelo, que cayó, ay mi niño que quedaste hecho un nudio; en vez de decir un nudo. Ay mi niñito que quedaste hecho un nudio. Pero madre Agustina lo contaba con tanto sabor, como lo presenció. Y Nudio se quedó. Lo contaba Agustina Cabrera, la madre de El Nudio, cuando se reunían en la zapatería de Pepe Torres, que estaba situada en la plaza de Guía de Isora.
En el Censo Electoral de Guía de Isora de 1950, Manuel Brito Cabrera se inscribe con domicilio en la Calle Las Britas, con 38 años de edad, y de profesión chofer.

Bibliografía: BRITO, Marcos: Nombretes en el Sur de Tenerife. Llanoazur ediciones


La Torre de la Parroquia de Ntra. Sra. de la Luz. Guía de Isora

  Guía de Isora a finales del siglo XIX

La Parroquia de Ntra. Sra. de la Luz ha pasado por múltiples obras, reformas, en su largo periplo que comienza en el siglo XVI. En el comienzo del siglo XVIII se construye un nuevo templo, que se reforma y acondiciona en numerosas ocasiones a lo largo de esta centuria, introduciéndole numerosos elementos, como una nueva nave.
Las imágenes que acompañan este artículo nos muestran la Parroquia tal como se mantuvo, después de pasar por diversas calamidades como el aluvión de 1879, hasta su nueva edificación, para lo que se iniciaron sus trabajos en 1900, bendiciéndose en septiembre de 1902. En primer término se aprecian diversas edificaciones en ruinas, causadas por el aluvión citado. Asimismo se contempla la plaza, así como el inmueble donde se ubica el actual Ayuntamiento.
La segunda imagen de la Parroquia de Ntra. Sra. de la Luz nos enseña múltiples referencias para poder aproximar la fecha de su obtención. La torre y el frontis se construyeron entre 1921 y 1922, sobre su nuevo templo inaugurado en 1902; su reloj se bendijo en 1948, y el templete ubicado en el centro de la plaza se destruyó con las obras de su acondicionamiento, que finalizaron en 1956.
De las obras de la torre y el frontis, y de cómo se sufragaron, es de lo que se quiere anotar algunos pormenores. El párroco que impulso este proyecto fue José Serret y Sitgat, quien presidió una junta para la recaudación de fondos, compuesta además por: Vicepresidente, don Francisco Alonso Ferrer; tesorero, don José Díaz y Cª; vocales, don José Borges Rodríguez, don Pedro Afonso Díaz, don Manuel Riverón González y don Manuel González Jordán; secretario, don Manuel Borges Alonso.
  Parroquia de Ntra. Sra. de la Luz
A través de diversos diarios de estos años se ha podido rastrear las particularidades por las que transcurrió el vecindario de Guía de Isora para cumplir un anhelo tras el que llevaba desde 1902. Uno de los principales recursos para obtener los fondos con los que costear esta obra fue la peregrinación con el Niño Jesús; se fue de pago en pago, de vivienda en vivienda, de vecino en vecino. Como cuando el último domingo de febrero se trasladó la imagen a los barrios de Aripe y de Chirche, a cuyos lugares, como en todos los traslados, acompañaba a la comitiva una banda de música. En Aripe se hizo un alto en la casa de Miguel Afonso, quien era miembro de la junta en este pago, recorriendo después todo el vecindario. En Chirche era esperada por los vecinos, encabezados por el miembro de la junta en este barrio, José Dorta Mesa; asimismo se recibió la comitiva en la vivienda de Francisco Mesa, de donde partió la visita al barrio una vez finalizado el almuerzo.  
El 6 de marzo de 1921 se dirigió la comitiva a Chiguergue, con la banda de música dirigida por su director, Manuel Reverón. Se realizó un alto en La Cañada, siendo recibida en Chiguergue por la comisión presidida por Luis Melián, quien condujo la imagen hasta el primer descanso, para con posterioridad recorrer el barrio.
El lunes de Pascua se dirigieron a Chío, el Niño Jesús lo portó Pedro Evora Delgado, pasando a manos de vecinos de este pago una vez llegaron a su Ermita. Los del Lomo del Valo le prepararon un altar, donde estuvo hasta que al son de la banda de música se trasladó a la casa de Esperanza Delgado.
El día 10 de abril se visitó los caseríos de El Pozo y Acojeja, a pesar del día que se encontraba, entre y nubes y lloviznas. En El Pozo la imagen descansa en la casa de Manuel Meneses, después en la de Antonio Meneses, para pasar a continuación al pago de Acojeja, donde a su entrada se levantó un arco con descanso, en este lugar la representación la ostentaba Juan Agustín González. 
El lunes 11 de abril se trasladó el Niño Jesús a Alcalá y a Playa San Juan, visitando diversas casas, como las de Francisco González, la de la familia Barreto Herrera o la de Dolores González de Linares. Al llegar a Alcalá se dirigieron a la Ermita, conduciendo el Niño Jesús diversos pescadores, finalizándose el recorrido en el domicilio de Domingo González. Desde Alcalá se trasladaron en barco a Playa de San Juan. Bella y pintoresca lucía la playa con sus bonitos arcos de palmas y flores y un elegante altar. Ya en tierra, dióse tiempo para el almuerzo; este se hizo en la casa de los señores González. Terminado éste, en la vivienda de Manuel González Jordán, Antonio Trujillo traslada el Niño Jesús en su visita a los vecinos. Se regresa a Guía de Isora, efectuando un alto en Las Charquetas, en la casa de Paula González Jordán.
El 3 de mayo se visitó Vera de Erque y Tejina, lugares en los que se partió en caballerías. En Vera de Erques se les esperaba con un arco y un altar de descanso, para después hacer un alto en la casa de Ignacio Vargas. De aquí se parte a Tejina, almorzando en la vivienda de María González Vargas.
Las primeras recaudaciones se produjeron en el mismo momento que el párroco convocó a sus feligreses. Sin poder obtener fecha exacta del inicio de la labores de la Junta, podemos apuntar como la más probable el mes de enero de 1921, al recolectarse en esa primera reunión, 2.100 pesetas. En los lugares que se visitaron las percepciones fueron: en Aripe, 320 pesetas.; en Chirche, 682; en Chío, 664,15; en Chiguergue, 630,15; en la visita a Alcalá y Playa de San Juan, del día 11 de abril, se recaudó 592 ptas.; en Acojeja, 358. De El Pozo no se ha apuntado, salvo las 65 ptas. que aportó cada una de las dos personas citadas en su visita. En Vera de Erques, 502,10 ptas; en Tejina, 880. Otras actividades realizadas con este fin, fueron: una velada infantil, la noche de Pascua, donde se recaudó 50,75 ptas.; y en una función teatral, el domingo 3 de abril, con la obtención de 200 ptas.
En junio de 1921 se informa del comienzo de las obras, con los recursos que se han recolectado en Guía de Isora y en sus barrios. En julio se conoce que las obras van a buen ritmo, agradeciéndose el buen hacer del maestro de obras, José Dorta, y de Vicente Fernández que fue el responsable de la quema de 16.000 ladrillos, ambos vecinos de La Laguna.
La torre de la Parroquia de Ntra. Sra. de la Luz se bendijo el 18 de septiembre de 1921, según el programa de festejos: A las diez de la mañana, bendición de la torre de esta iglesia parroquial, que será apadrinada por distinguidas señoras y caballeros; seguidamente solemne función religiosa en honor de la Santísima Virgen, nuestra Señora de la Luz de Guía, en la predicará el señor Magistral de esta Diócesis, don Heraclio Sánchez Rodríguez. Terminada la misa saldrá en procesión la referida Imagen por las principales calles de esta población.
Pero debió quedar alguna parte de esta obra sin finalizar porque en marzo de 1922 se informa, que después de diez meses de duros trabajos se termina las obras de la torre y del frontis, y que en total la obra y la reforma han alcanzado la suma de once mil ochocientas cincuenta y siete pesetas con diez céntimos”. Informándose que restaban los cristales con alegorías religiosas para dos ventanales, con un coste de unas cuatrocientas pesetas.


viernes, 13 de septiembre de 2013

Primeros festejos en honor de la Virgen de las Mercedes de Roja. El Médano


  Festejos en la década de 1920

El domingo 17 de septiembre de 1899 se celebró, en el barrio pesquero de El Médano, la primera festividad en honor de Ntra. Sra. la Virgen de las Mercedes de Roja. Ese día se bendijo la Ermita, que fue costeada, al igual que la  Imagen de la Virgen de las Mercedes de Roja, por Antonio Martín Sierra, en cumplimiento de una promesa.
El Médano era una pequeña aldea que en 1900 contaba con un total de 24 edificios de una planta y una población de hecho de 70 personas. Inicios de siglo donde el precio del kilo de queso rondaba la peseta y media; la docena de huevos, la peseta; la docena de naranjas, a 0,40 céntimos; o los cien kilos de almendras a 20 pesetas. Por ese entonces en El Médano existía una taberna, de Graciliano García, y la casa de huéspedes de Prudencio Alonso. En estos años contó con la pista que la comunicaba con Granadilla, favoreciendo con ello el transito de mercancías a través de los barcos de cabotaje, carga y pasajeros que recalaban, por medio de lanchas, en un pequeño embarcadero que se construyó en la Playa Chica; con anterioridad al muelle-embarcadero de la década de los años treinta.
En El Médano se debió amanecer con alegría en esa mañana del 17 de septiembre de 1899. A las diez de la mañana se efectuó esta bendición, fue amenizada por una banda de música que formaron un grupo de vecinos. La función religiosa estuvo a cargo del párroco de San Miguel de Abona, José Trujillo Trujillo, con la intervención del de Granadilla de Abona, Manuel Hernández Reyes.
Después de la celebración litúrgica se celebró una procesión con la Imagen, cortejada de los numerosos fieles que se reunieron en el lugar. Acompañados por la banda de música se acercaron al mar, recorriendo parte de la orilla al son de voladores. La costa de El Médano se vistió de gala, con las casas y los barcos de pesca adornados con banderas. Por la tarde de este primer día festivo se realizaron juegos de cucaña, carreras de sacos, y comenzaron los paseos y los bailes.
Además de contar con la presencia de los barcos “Tenerife” y “León y Castillo”, cuyas dotaciones participaron activamente en el regocijo popular, con el lanzamiento de cohetes. El primer barco citado solía variar su itinerario para acomodarlo a la demanda de los pasajeros que quisieran venir a las fiestas, como así se anuncia en 1900, donde en lugar de partir, desde Santa Cruz hacía el Sur el domingo y regresar el miércoles, lo realiza el sábado, a las seis de la mañana, y regresa el martes. En estos primeros años también recaló en sus costas el “Chasna”, como así sucede en 1904, cuando parte desde Santa Cruz de Tenerife en la mañana del día 17, para aquellos que deseen asistir este día y el siguiente.

El Médano, la iglesia a la derecha. Finales de la década de 1950
A través de estos primeros programas de fiestas a los que hemos tenido acceso, podemos ir conociendo como se fueron desarrollando, así los festejados el 19 y 20 de septiembre de 1903 contaron con la celebración de dos procesiones, una en cada día citado. Son manifestaciones de culto, como la anteriormente reseñada, donde no consta que la Imagen se embarque y recorra, por el mar, la costa como se desarrolla en la actualidad. Así el primer día, recorrerá las playas, seguida del clero y la música, acompañándola por las orillas varios botes engalanados e iluminados, disparando multitud de cohetes. Este es el primer año en el que participa el párroco de la Parroquia de San Antonio de Padua, Esteban Hernández Ramos, que llegó destinado a Granadilla de Abona a comienzos de 1903, y donde permaneció hasta su muerte, acaecida en 1936.
Además de los religiosos citados en estos primeros años también se tiene referencias de otros que ejercieron el noble acto de la oratoria, como el ejercido el 16 de septiembre de 1906, en el que participó el Beneficiado de la Santa Iglesia Catedral, Licenciado don Jerónimo Padilla y Morales. Asimismo este mismo año se reconoce la labor efectuada por dos jóvenes que fueron el alma de aquella: D. Inocencio García Feo, seminarista, y don Virgilio Villalba Fuentes, sochantre. El primero de ellos, Inocencio García, ejecutó el sermón, ya siendo sacerdote, en los festejos de 1911.   
El domingo 20 de septiembre de 1903 la banda de música, compuesta por aficionados del pueblo de Granadilla de Abona, tocó, a las siete de la mañana, en la playa, trasladándose después a la Iglesia, donde a las diez se ofició una misa. A su fin se sacó la Imagen en procesión, acompañándola, además del clero, la música y la danza, formada ésta por varios aficionados que vestirán los trajes de este antiguo baile, recorriendo parte de las playas y calle del Progreso despidiéndose a la imagen al entrar en la ermita, con multitud de cohetes y recámaras. Podemos suponer que esta danza bien podría ser la de Varas de Las Vegas, de la que hay constancia de otras ocasiones que se ha trasladado a El Médano. 
Son festejos preparados con austeridad, pero con una gran devoción. Así los de 1900 se celebran el domingo 16 de septiembre: a más de los actos religiosos, habrá música, juegos y cucañas; se elevaran globos aerostáticos, y por la noche se quemarán fuegos de artificios, sin faltar el indispensable espectáculo teatral. A Los actos que se organizaban para estas celebraciones, como la música o la danza, con tanta aceptación y participación de los vecinos de Granadilla de Abona, hay que irles sumando otros tantos que se iban añadiendo cada año. Ya se han citado las cucañas, los globos aerostáticos o los bailes y paseos con música, que se ejecutaban en las primeras horas de la tarde, como el de 1903: a las tres de la tarde tendrá lugar un baile popular en una de las playas
Otro de los actos de gran relevancia eran las comedias representadas por aficionados, como las de 1903, donde se personificó el drama Gonzalo de Córdoba. Las de 1906 estuvieron representadas por jóvenes de Arico y por otros de la localidad. En estos primeros años del siglo XX se van introduciendo otras actividades como las carreras de cintas, las regatas de botes y la natación.
Festividad de Ntra. Sra. de las Mercedes de Roja, festividad de culto y devoción, de esperanza, de súplicas y ruegos, de promesas, de tradiciones y recuerdos. Conmemoración de la que se han vertido numerosos escritos, de la que se han inspirado prosistas y poetas, como el devoto Blas Batista Pérez, y su poema Mi Suplica: Virgen-Madre, a tu santuario,/erigido en esta orilla,/ llega el creyente canario/ para doblar la rodilla/ y besar tu escapulario./ Escuchas del caminante, la más ferviente plegaria; y al partir el emigrante/ de estas costas de Nivaria,/ su ¡adiós! Te da, sollozante./ en ti cifra su esperanza/ el que a tus plantas se postra, teniendo entera confianza/ de que las penas que arrostra,/ mitiga con tu alabanza./ Yo te invoco en mi quebranto/ y mi duelo se aminora/ cuando, asido de tu manto,/ te ofrendo, Excelsa Señora,/ los raudales de mi llanto./ No te pediré favores,/ que muchos me has concedido/ en otros tiempos mejores…/ Para el mundo estoy servido;…/ me basta con mis dolores./ Más, permite que al final/ de mi vida transitoria,/ reciba, desde el umbral de la mansión de la Gloria, un saludo conyugal.

 

jueves, 12 de septiembre de 2013

Sebastián Martín Melo, TATÁN. Nombrete en Los Cristianos

Sebastián Martín y Virginia Martín. 1955
 
Sebastián Martín Melo, natural de Los Cristianos, donde nace en abril de 1923, adquiere este sobrenombre en su primera infancia. “Tatán es porque mis hermanos, los más chicos, mi hermana María Luisa, no aclaraban Sebastián y decían Tatán, por ahí empezó, el nombre me lo puso María Luisa. Apodo que hereda su hijo mayor, Sebastián Martín Martín, Tata.
Además arrastra otro apodo, el de su familia, LOS ARTISTAS, vinculada a la pesca; a la obtención de la cal, a través de hornos de cal en El Camisón; al cabotaje con el motovelero Atlántico; y a la carpintería, en cuyas labores colaboró en su infancia y juventud.
TATÁN fue el gran impulsor del equipo de fútbol de Los Cristianos, el Club Deportivo Marino. Al mismo tiempo que, a comienzo de los años treinta del siglo XX, se funda este equipo de fútbol, él ya andaba enredado en la formación de un equipo infantil. Como jugador lo fue hasta la década de los años cuarenta, y fue uno de los “héroes” de la eternamente festejada competición del becerro, disputada a comienzo de 1948. Por motivos de salud abandona la práctica de este deporte y continuó ejerciendo de entrenador. En 1966 asume su presidencia, en la que se mantiene durante una década, en la que asentó al equipo tanto en lo económico, como en lo deportivo y patrimonial. Su vinculación se ha perpetuado con la instauración, en 1999, de un torneo que lleva su nombre.
Entre otras de sus muchas actividades, ha sido un gran animador de los Festejos en honor de Nuestra Señora del Carmen y San José. Asimismo fue el catalizador del colectivo de la Tercera Edad de Los Cristianos, que como en otras tantas cosas fue un pionero. Su iniciativa ha sido reconocida por diversas Instituciones, así lo muestran las numerosas distinciones recibidas, como la que se le concede en los Premios Ansina 1998, el Premio Especial del Jurado a los Valores Humanos.
Otros de sus quehaceres han estado ligado a la Cruz Roja de Arona, de la que fue vocal en la década de los años sesenta y de cuya Institución asumió la presidencia en los años ochenta. También fue concejal del Ayuntamiento de Arona, electo en la primera legislatura democrática (1979-1983), ejerciendo en algunos momentos como alcalde accidental. Además de resaltar en la vida económica del Municipio de Arona.
En la fotografía se encuentra con su esposa, Virginia Martín González, con quien contrae matrimonio el 3 de julio de 1955.

Bibliografía: BRITO, Marcos: Nombretes en el Sur de Tenerife. Llanoazur ediciones