miércoles, 7 de mayo de 2014

Las salinas de El Guincho. 1965

Las salinas de El Guincho. 1965


En la Punta del Camisón, a los pies del Cabezo Grande, existieron desde el siglo XVI y hasta su destrucción en 1985, las salinas de El Guincho. A lo largo de estos siglos las salinas se han utilizado de manera intermitente y se han ido adaptando a las técnicas y necesidades de cada momento.
En un inventario de bienes de la Casa Fuerte de Adeje realizado en 1695, ante el escribano Pedro Álvarez de Ledesma se incluía, tal como lo anota Carmen Rosa Pérez Barrios en El Mayorazgo de los Soler en Chasna. Una visión histórica a través de sus pleitos.: “… la punta del Camisón qe. linda pr. el nasiente la Montaña de Chayofa hta. dar a la otra Montaña junto al granero del Camino Real y pr. arriba dho. camino qe. biene a esta dha Villa = Item unas salinas qe. estan en la punta del Camisón con sus tanques tajos y norias … Item una casa de Paja en el Camisón descubierta.
La denominación de las Salinas de El Guincho proviene de un roque que se encuentra en las cercanías del mismo nombre. Y éste procede por la presencia en la zona de águilas pescadoras o guinchos. A través de un proceso natural se obtenía la sal mediante la evaporación del agua de mar. Sencillo pero duro, el agua de mar se recogía en un pozo, del cual se elevaba a una tanquilla a través de un molino de viento hasta los años treinta cuando se instala el movido por camellos y a la década siguiente otro de gas-oil. De esta tanquilla se pasaba a los calentadores donde solía estar 15 o 20 días y con posterioridad se trasladaba a las pocetas de donde cada, aproximadamente, diez días se iba retirando la sal.    

Bibliografía: BRITO, Marcos: Los Cristianos 1900-1970. Vida cotidiana y fiestas populares. Llanoazur ediciones

lunes, 5 de mayo de 2014

Antonio González García, cho Antonio el Calanero


Antonio González García, cho Antonio el Calanero


Antonio González García, Cho Antonio el Calanero, fue pescador y carpintero de ribera en Alcalá, Guía de Isora. Su apodo surge al trasladarse a Valle Gran Rey, en La Gomera, por degeneración del gentilicio de su procedencia, alcalanero. Reseñas que se obtienen de un artículo de Vicente Borges en el que se aportan algunas referencias de este natural de Alcalá que continuó con las mismas labores en Valle Gran Rey.
El pescador más viejo de Valle Gran Rey se llama don Antonio González García, conocido familiarmente en el pueblo por Cho Antonio `El Calanero´, por proceder de Alcalá, tierra de su colega Manuel `Capitán´.
Antonio González García, Antonio el Calanero, le narra al reportero algunos datos, en éste artículo publicado en febrero de 1958, como su descripción física o su edad. El bravo don Antonio, “El Calanero”, habla de la mar y de sus bromas. Le rodea la gente pescadora. El es el más viejo y la voz más autorizada. Un pescador, alto como un palo mayor y derecho como un remo.
Tengo ochenta y seis años y dos días. También tengo memoria … Cuando el Sudeste hincha la nariz nos tumbamos en la arena. ¡Qué salgo otro¡ Y le advierto que tenemos pescado en esas aguas para atender a lo que pida cualquiera. Hace dos años pescamos un atún de cuatrocientos kilos.
Vicente Borges le pregunta como es el pescador gomero, a lo que responde: De lo mejorcito. Y mire que so soy de Alcalá … En Tenerife no somos mancos en la faena de la pesca pero aquí tampoco. Le aseguro que cuando el atún se pone tonto hacemos un capital. ¡Si en estas mareas tuviéramos las calmas de Alcalá!
Continúa relatando sus vivencias en la dureza de la pesca. Todas son duras. La albacora se las trae. Si no tuviéramos estos callos en las manos no podríamos pescar ni una. A lo que añade Vicente Borges: Es maravilloso ver como una liña de doscientos metros se desliza con la velocidad del rayo por estas manos de don Antonio sin cortar ni dañar.
Asimismo narra desde cuando reside en La Gomera. Hace cuarenta años que llegué a La Gomera y aquí he trabajado de maestro de ribera. Muchas lanchas he preparado con estas mismas manos. Manuel Álvarez de Alcalá, todavía tiene una de las que hice, hace más de medio siglo. Y le ha dado guerra, no crea. Pero sigue tan fuerte como siempre. ¿No es eso compadre?
Asimismo relata quien le enseño en éste arte: Maestro Bernardo, de Adeje, fue quien me enseñó. Para hacer una lancha recia lo primero es asentar las ´aquellas` de rodas y cuitas. Los maderos vienen `a menos` hasta que lleguen a proa. Las llevo hechas hasta de quince quintales. Una de diez metros de largo está en Agulo cumpliendo como manda Díos.
Y allí deja a Antonio el Calanero, impartiendo lecciones a quien le quiso escuchar: Don Antonio y la compañía empinan los vasos y sonríen. Después se tumban en la arena. Sopla el Sur.

Bibliografía: BRITO, Marcos: Nombretes en el Sur de Tenerife. Llanoazur ediciones

Arona. c. 1890

Arona. c. 1890
Imagen tomada desde El Calvario, muestra una panorámica del casco de Arona. En esta época su población, que en 1900 no llegaba a los trescientas personas, habitaba las casas que se agrupan, principalmente, alrededor de lo que en la actualidad configuran las calles Duque de la Torre, José Antonio Tavío y Domínguez Alfonso. En el centro se aprecia la Parroquia de San Antonio Abad; al fondo se contempla un grupo de casas diseminadas que conforman el barrio de Vento, y, como delimitación del espacio, el Roque del Conde.

Bibliografía: BRITO, Marcos: Paisaje en las Bandas del Sur [Tenerife 1890-1960]. Llanoazur ediciones

lunes, 28 de abril de 2014

Antonia Alayón Hernández y sus recuerdos de Taucho

Antonia Alayón Hernández, 2004 

Antonia Alayón Hernández nació, en 1917, en el Lomo de los Grillos, una finca de sus padres, Antonio Alayón Alayón y Clara Hernández Álvarez, situada al norte de Taucho, en Adeje. En este lugar vivió durante cuarenta años, colaborando en las tareas de la casa y del campo, aquí permaneció hasta comienzos de los años sesenta, salvo un breve periodo que residió en Venezuela. Después, y hasta su fallecimiento, habitó en las Cuatro Esquinas, en Taucho.
Su padre y sus hermanos se ocupaban de su tierra, en el Lomo de los Grillos, que lo era de sus abuelos, José Hernández Fraga y Bienvenida Álvarez Martín. Esplendida tierra en la que sus padres pusieron el cariño y la dedicación necesaria para extraerle lo preciso para la subsistencia de la familia, que fue creciendo hasta llegar los cinco varones y las tres mujeres. Sembró parras, sembró de todos árboles y sembró de todo, papas, higos, que se pasaban, higos de pico; hacían porretas, se cogían bastantes higos, se hacía un montón y con la noche se hacían las pelas, se pelaban pa tenderlos en un pasil. Higos que si llegaba la lluvia había que terminar de secarlos en el horno de leña que su padre construyó en la finca, al igual que hizo con la era, mi padre hizo la era en lo dél, en lo que le tocó a él; y bodega, con una lagar en una cueva.
Asimismo se sembraba trigo, cebada, lentejas, garbanzos, papas, para las que disponían de huertas de jable. En secano, antes no había riego y se cogía de todo, y en sequero, se cogían las huertas de papas porque llovía. También abundaban los frutales, se recogían higos, manzanas, peras, almendras, castañas o ciruelas. Disponían de animales, ovejas, cabras, vacas, para arar y para leche, y bestias, dos mulos. Hacían el queso mezclando la leche de las cabras con la de las vacas, a lo que aprendió “desde chica, cuando mi madre salía y nos dejaba solos, y yo hacía el queso, y mis hermanas primero que eran más viejas. Y se hacía el queso grandísimo, así, y después mi madre lo iba a vender a la Hoya Grande, y aquí lo vendía también.” 
Cada cual colaboraba en las múltiples faenas que había que realizar diariamente, ah, que trabajábamos poco, haciendo de todo. Los hermanos incluso yendo al monte, iban pal monte y llevaban pa la Hoya Grande, a Fyffes, vendían pinocho, piñas del monte, y todo eso lo llevaban, y cisco, Fyffes lo compraba, en sacos, que se llevaba cisco, chamizos, pa estiércol pa los tomates, que tenían un salón de vacas.
En invierno solían trasladarse a Los Menores, que teníamos allabajo bastantes huertas de mi abuelo, y sembrábamos millo y sembrábamos tomates. Disponían de agua de riego, con un estanque que se abastecía desde Taucho. Los tomates los empaquetaban y los llevaban en bestias a La Caleta.
En el Lomo de los Grillos se abastecían del agua que les aportaba varias fuentes existentes en el Barranco del Busio, todo el año daba agua, y mi padre hizo una pila pa lavar; la pila aquí pa lavar y arriba hizo una tanquilla y uno le sacaba agua y vaciaba a la pila, y tendía en las piedras del barranco que había unas lajas y paredes. En Taucho si disponían de agua para riego, les venía a través de canales de tea de las Madres de Pablo, dos galerías existentes por la zona de Aponte. Llegaban a dos tanques, el Tanque del Cuartillo, porque era chico, y el Tanque de los Perales. Del Tanque del Cuartillo se recogía el agua para beber y también se contaba con pilas de lavar, era una tanquilla y el chorro caía en la tanquilla y de la tanquilla pal tanque, y de ahí se llevaba la gente el agua, la traíamos en latas, antes de entrar al tanquillo grande estaban los lavaderos.
Por su despierta cabeza bullen recuerdos a tropel, revive los momentos de asistencia a la escuela como si nos lo contase en una tarde a la vuelta de la de Taucho, donde iba los primeros años, a la que llegaban corriendo desde el Lomo de los Grillos, un cuarto de hora, Gregorio y yo veníamos corriendo. Una escuela que estaba situada en las Cuatro Esquinas, en la Casa de Martín, compartida por niños y niñas, que poco después se separan, asistiendo las niñas a la casa de Clara Ferrera y los niños a una vivienda propiedad de Antonio González, en El Moñigal. Después fui a la de Tijoco Arriba, esa si era una maestra buena para dar clase.
En Taucho recuerda varias tiendas, que vendían un poco de todo, de Santa Cruz venían a Adeje, los viajantes, y hacían las notas y después los viajantes se lo mandaban a Adeje y después en bestias traían la carga. Tres de estas ventas se encontraban en las Cuatro Esquinas, las de Celia Ferrera, Edelvina Ramos Álvarez y Pastora Hernández Álvarez; en La Tosquita se situaba la de Luisa Fraga Domínguez. Ventas que disponían de algún aposento adecuado donde realizar bailes, también en las Cuatro Esquinas eran muy populares los que se ejecutaban en la casa de Juan Martín. Los domingos hacían bailes y a veces se quedaban por la noche, pero yo como no me quedaba, sino me iba, me tenía que ir temprano, pues vaya que fuera una hija a mi padre, llegarle allarriba después que se ponía el sol, con el sol teníamos que llegar a la casa. Después cuando éramos mayores mi madre nos traía al baile, tampoco veníamos solas, mi padre también venía, mi padre le gustaba mucho los bailes.
Recuerdos de infancia y juventud de Antonia Alayón Hernández, con sus raíces enterradas en la tierra del Lomo de los Grillos, de Taucho. Evocaciones con olor a tierra húmeda; al potaje de relinchones; al puchero de carne de cabra que se preparaba en días de fiestas, como las de La Quinta y Taucho. Memorias aderezadas con la agitación en la matanza del cochino; con la algarabía en las bodas, en los bailes, en los carnavales, donde el bullicio y la alegría era compartida por todos los vecinos.
Su sonrisa ha quedado anclada en la memoria de este Sur. A Antonia la recordaremos, por siempre, sobre todo por portan en sus ojos los reflejos de su infancia, alegres mientras rememoran esos momentos pasados, como sus primeros pasos en la costura, sus traslados a la escuela, interrumpidos por el correr de los barrancos. O sus juegos, que como todo lo demás, se lo tenía que pedir prestado a la naturaleza, juguetes hechos de pencas o de gamona, que representaban los trabajos de los mayores; o muñequitas de trapo, que con tanta dedicación y cariño le confeccionaba su madre. 


domingo, 27 de abril de 2014

Hermano Pedro de San José de Betancur

Juan Alayón y Salvador González Alayón. Camino del Ere del Hermano Pedro, Granadilla de Abona

La figura del Hermano Pedro (1626, Vilaflor – 1667, Guatemala) emana gran fervor más allá de la extensa Chasna. Por doquier abundan sus devotos fieles que siempre llevan a este Santo en su memoria, en sus plegarias. Y no lo han sido menos los vecinos de Arona que siempre han estado presentes en cada uno de los actos conmemorativos para enaltecer la figura del Hermano Pedro.
La Cueva del Hermano Pedro, el lugar donde se dirigía para apacentar el ganado que trasladaba desde Vilaflor, ha sido lugar de devoción, de peregrinaje, como así lo recuerda el cabrero Salvador González Alayón. Era costumbre desplazarse hasta la cueva el 29 de junio, día de San Pedro, que de antes era costumbre de llevar el cuadro del Hermano Pedro al ere. Tal como se recoge a este cabrero y a Juan Rancel en una fotografía, fue el día veintinueve del año cuarenta. Como evoca Salvador es día se conmemoraba, pues voladores y ventorrillos al trancazo, voladores, que había pocos voladores, el que estaba de promesa lo llevaba abajo, que no era muy bueno de entrar. Un pedazo abajo está el ere, yo no entro ahora allí. Sí, el charco del Hermano Pedro es como una barca, que hay que ver la tierra, y es sólida, no se si fue esa vez que no sacaban agua, y digo, aquí tiene que ser  uno de la profesión del Hermano Pedro, y pegue a escarbar hasta que saqué el agua.
El Hermano Pedro fue beatificado el 22 de junio de 1980 y canonizado el día 30 de julio de 2002, en ambos casos por el Papa Juan Pablo II. En este periodo de tiempo las diversas Corporaciones Municipales de Arona han participado en el realce de la Imagen de este Santo chasnero.
El 7 de diciembre de 1992 los Ayuntamientos de Vilaflor, Arona, Adeje, Arico, Granadilla de Abona, Santiago del Teide, San Miguel de Abona y Fasnia rindieron un Homenaje al Beato Pedro de Bethencourt. Al final del acto celebrado en la plaza de la Parroquia de San Pedro de Vilaflor, se dio lectura al acuerdo de los Ayuntamientos de declarar al Beato Pedro de Bethencourt Alcalde Honorario de cada uno de los mismos (…) Finalmente, en medio de fervorosos aplausos, cada uno de los Alcaldes, fueron colocando en el trono de la Imagen las varas de mando con lo que expresaban su reconocimiento.
  26 de abril de 2003. Plaza del Cristo de la Salud de Arona

El 26 de abril de 2003 se bendice en la Plaza del Cristo de la Salud de Arona una escultura a tamaño natural del Santo Hermano Pedro de San José Betancur, modelada en barro por Eladio de la Cruz, y su posterior fundido en bronce. Se oficia una Santa Misa, se bendice esta nueva Imagen y se verifica una procesión, por el recorrido acostumbrado, con una Imagen del Hermano Pedro, vestida. Al año siguiente se adquiere una Imagen para la Parroquia de San Antonio Abad, contando como padrinos a Juana Quijada y a Isaac de Luis y Vera. Su festividad se conmemora el sábado más próximo, o posterior al 24 de abril, como el del 29 de abril de 2006, para no coincidir con la celebración en Vilaflor, que se realiza en ese día, y que desde el año de 2005 se concede que la memoria de San Pedro de Betancur, pueda insertarse en el calendario propio de la Diócesis el día 24 de Abril, celebrándose cada año con el grado litúrgico de fiesta.

Bibliografía: BRITO, Marcos: Arona. Tradiciones festivas. Llanoazur ediciones

jueves, 24 de abril de 2014

El camaleón de Casa Inga. Los Cristianos

El camaleón de Casa Inga, Los Cristianos, y Ricardo Melo


La fotografía, como todo arte, posee múltiples cauces. Las realizadas por miembros de la Comunidad Sueca, establecida en Los Cristianos desde finales de la década de los años cincuenta del siglo veinte, adoptan el código de la comunicación, del testimonio, de la activación de la memoria cotidiana. No sólo cual recordatorio, sino además con imágenes con una estética relevante, una manera de ver y de mirar.
Esta fotografía posiblemente fue tomada por Bengt Rylander, quien residió en Los Cristianos entre 1957 y 1964, año de su fallecimiento. Para los que hemos vivido esa época, nuestra infancia transcurrió en paralelo a estas imágenes, nos han ido marcando pautas para rehilar los recuerdos; con toda la fuerza que ese niño, Ricardo Melo Melo, atrapa el asombro, cuando contemplábamos el camaleón en la ventana de Casa Inga, por Inga Rylander, pareja de Bengt, don Benito, como cariñosamente se le cita, y a quien debió maravillarle esa fascinación y curiosidad.

Bibliografía: BRITO, Marcos: Los Cristianos 1900-1970. Vida cotidiana y fiestas populares. Llanoazur ediciones

miércoles, 23 de abril de 2014

23 de abril. Día del libro Primeras celebraciones en el Sur de Tenerife


Vilaflor. Década de 1920
 
23 de abril. Día del libro
Primeras celebraciones en el Sur de Tenerife

En España se instaura la celebración de la Fiesta del Libro en 1926, en octubre, pero fue en 1930 cuando se establece definitivamente la fecha del 23 de abril como Día del Libro, tomándose por ser el del fallecimiento de Cervantes y Shakespeare. En esos primeros años se registraron diversas celebraciones del Día del Libro en el Sur de Tenerife, y sobre todo proliferaron en el período de la II República Española.
En julio de 1927 se trata por la Corporación Municipal de San Miguel de Abona, con vista a su conmemoración en octubre de ese año pero se deja sobre la mesa ya que hay suficiente tiempo de acordar la forma de celebrarlo, y adquisición de los libros que estime oportunos y precisos la Corporación; pues por el momento, no está la misma en condición económica de hacerlo. Y se devuelven 49 libros que se habían remitido desde el Patronato de Buenas lecturas de Madrid, ya que no existían fondos para abonar las 100,80 pesetas de su coste.
En abril de 1932 hay constancia de esta conmemoración en Vilaflor, comos así se refleja en un Pleno Municipal de ese mes, en el que se atiende la petición del maestro Leopoldo Anguiano González, para ayudar a los gastos que origine la Fiesta del Libro que proyecta celebrar el día veintitrés del mes actual; se acordó librar la suma de cien pesetas que figura consignada en el presupuesto aprobado para el corriente año a este objeto.
Granadilla de Abona. c. 1890

Asimismo se celebró en Granadilla de Abona el 23 de abril de 1933, que tal como apuntaba la maestra Rosa Ardébol era la primera vez que se efectuaba en este pueblo. Nos hemos reunido aquí, queridos niños, para solemnizar de un modo grato un acontecimiento imprevisto para vosotros, y que por ser la primera vez que se celebra en Granadilla, deseo quede grabado de un modo indeleble en vuestros tiernos corazones.
Y ante esos escolares reflexiona sobre el libro, deliberaciones vigentes en cualquier momento y lugar: Los libros que lleváis en las carteras al encaminaros a la Escuela no deben ser instrumentos mecánicos, para abrirlos o cerrarlos a la voz del maestro, sino una cosa viva, cuyo contenido dé lugar a oportunas y frecuentes reflexiones y preguntas. Amad a los libros, conservadlos y atendedlos con amor. Buscad en los libros emociones, placeres, alegrías. La lectura deja huella amarga o suave, ardiente o apacible, conmueve y arranca lágrimas y sollozos. En cada página que se lee se hallan átomos resplandecientes que van a reflejar su luz en nuestro cerebro. Inconscientemente se va adquiriendo un caudal de instrucción y de experiencia que no es dable imaginar y luego cobraréis tanto amor al estudio que al fin y al cabo se convierte en verdadera pasión. Y aún hallaréis otra ventaja: la de que os acostumbraréis a reflexionar mejor y al cuidado de hablar y escribir con mayor esmero.